OPINION
La situación en Ecuador no deja de impactar al país y la región día a día desde que en el pasado mes de diciembre y luego de la asunción del presidente Noboa, se sucedieron una serie de hechos que tuvieron su expresión alta en la llamada operacion «Metástasis», llevada adelante bajo la direccción de la Fiscal Diana Salazar y que resultara en graves consecuencias en materia de detenciones de fiscales, policías, operadores de la administración pública e incluso generando una masacre en un penal, el de Cotopaxi, que dejó un saldo inicial de más de 30 muertos y más de 40 heridos.
Entre los muertos se encontraba un conocido narcotraficante, Leandro Norero, quén se manejaba dentro de los círculos de élite de Ecuador y contaba con grandes nexos en el sistema político.
Además, las fugas de conocidos líderes de las bandas criminales que se han establecido en el país como una verdadera gobernanza criminal que le disputa el poder al propio gobierno y aterroriza y literalmente mantiene como rehén a toda la población muestran un panorama crítico del país.
Ayer 17 de enero fue asesinado de manera brutal el fiscal Suárez, quién investigaba la reciente toma del canal TC que fue pública y escandalosa y rápidamente neutralizada por las autoridades. El fiscal circulaba sin custodia policial y a simple vista habían 22 disparos en su vehículo , impactándolo directamente.
Muchas opiniones y personas autorizadas están informando desde hace tiempo sobre lo que acontece en el país y de algujna manera alertando el desarrollo actual y la alta probabilidad de que esta problemática escalara a estos niveles.
Desde IFPO, la Fundación Internacional de Oficiales de Protección para Hispanoamérica, se desarrollan conferencias presenciales y virtuales de manera periódica y su capítulo en Ecuador se ha ocupado de estos temas de manera frecuente. Nos han invitado en varias oportunidades a exponer sobre la situación en Ecuador desde la visión de alguien que está en el exterior.
El problema, al igual que todo lo relacionado a la violencia en el continente que se vive desde hace ya tres décadas, reside en el crecimiento incontrolable de las bandas del crimen organizado que aterrizaron en la región disputándole el poder y el territorio a todos los estados en mayor o menor medida.
El panorama sudamericano en materia del avance del crimen organizado fue descripto hace poco en nuestra última presentación, visualizando los diferentes países a modo de ejemplo.

Gráfico propio de vaccottifer.com
La región se bate a duelo con el crimen organizado y con lo que frecuentemente llamamos «El Universo del Mal», un concepto que venimos mencionando repetidamente. Este universo funciona de manera muy coordinada y lo que antiguamente se podía conocer o apreciar como crimen desorganizado, hoy en día presenta una organización e interacción más importante que nunca. Se trata de una verdadera multinacional del crimen que no está ni por asomo decidida a dejar de lado sus negocios ilegales que generan ganancias multimillonarias para sus filas. Es más, Latinoamérica, de no reaccionar a nivel colectivo, va camino a convertirse en un narco continente.
Cuando hoy naturalizamos términos como megabandas, ajustes de cuentas, bocas de drogas, secuestro extorsivo, microtráfico y más, la sociedad no razona generalmente en la espiral de violencia en la que nos han introducido desde las propias cabezas de las bandas criminales.

Por ejemplo, es común hoy por hoy que se tenga asumido que las cárceles son el foco expansor de la criminalidad en la región y que consituyen verdaderas escuelas del crimen. Una reacción tardía al hecho de que hace más de veinte años que las bandas operan desde dentro de las principales cárceles del continente y son casi incontrolables.
Un ejemplo de ello es la banda de Los Tiguerones en Ecuador, que está siendo golpeada actualmente por las autoridades pero que está aún lejos de ser neutralizada. La guerra recién comienza.

También se ha informado de que el gobierno de Ecuador detectó 22 bandas que ha declarado como objetivo militar y decretado un estado de excepción que presente varias aristas controversiales, como por ejemplo, los allanamientos y la posibilidad futura de que el crimen organizado llegue a tener representación política. Pero esto es motivo de otro análisis.

Gráfico: Los Lagartos y Choneros, rivalidad de bandas carcelarias. Hoy unidos contra el gobierno de Ecuador.
#URUGUAY. Qué se puede aprender de esta situación que vive Ecuador y que en el caso de Uruguay no está lejana en materia geográfica ni situacional .
Según Rosanna de Olivera: “Para enfrentar al crimen organizado debemos estar mejor organizados que el crimen”. (expresidente del Inisa y dirigente del Espacio de los Pueblos Libres)
«Para que el Estado se pueda enfrentar con seriedad a esta amenaza, es necesario primero lograr una clara voluntad de todo el espectro político detrás de un gran acuerdo nacional. Una vez logrado esto, corresponde involucrar a todas las dependencias del Estado que tengan que ver con el tema, coordinarlas adecuadamente y proveerlas de los recursos indispensables.
Debemos romper con los compartimientos estancos, la multiplicación estéril de esfuerzos y los actos de voluntarismo. Se necesita menos Twitter y más trabajo de inteligencia. En tercer lugar, hay que invertir en tecnologías adecuadas, en centros de reclusión apropiados para la misión y en centros de formación especializada. Una vez que el país logra esto, se encuentra preparado para cooperar más eficazmente con servicios similares de otros países. De lo contrario arriesgamos quedar en manos de agendas de países extranjeros cuyos intereses no necesariamente están del todo alineados con los nacionales.» (Fuente: Periódico Nación, 17/12/2023)
Lo primero que tenemos que decir es que «no existen balas de plata» para matar este fenómeno.
Si bien la escalada de violencia en Ecuador es muy grande, el escenario previo presenta ciertas similitudes con lo que pasa en el día a día de nuestro país en un proceso que lleva más de 20 años como mínimo.
El combate contra el narcotráfico no ha tenido grandes resultados positivos en el planeta, y en definitiva las políticas de mano dura tienen un impacto inmediato pero finito en aquellos lugares en los que se han aplicado. En Uruguay está fracasando claramente la política de combate al crimen organizado.
El combate debe librarse , por ejemplo, en el ámbito de la educación, la salud pública, del control del lavado de activos, y en el ataque a las verdaderas cabezas de estos cárteles.
El sistema de control aduanero y el control general del puerto de Montevideo, es a esta altura, vergonzoso, para definirlo diplomáticamente. Hasta sus propios funcionarios lo dicen. El espacio aéreo del país es un espacio permeable, al igual que las fronteras terrestres, marítimas y fluviales.
La Inteligencia del Estado no ha brindado una buena imagen y dista bastante de estar cumpliendo las tareas para las que fue concebida, es decir que no ha estado a la altura que de esperaba de sus objetivos a cumplir . Es un área crítica del gobierno, aunque no lo parezca y no se le asigne esa importancia.
El sistema carcelario debe ser rediseñado -qué novedad- y designar de una vez por todas a personas idóneas que cumplan funciones con indicadores claros de gestión y performance. El país tiene hace siete años a una persona que debe esta normalmente cansado y frustrado ya de generar reportes sin respuestas por parte del sistema político y recibiendo las críticas de los organismos internacionales.
En estos días, el sistema político parece querer reaccionar y presentan diferentes iniciativas que hablan de lo mismo: al páis necesita enfrentar este problema de manera conjunta, entre todas las instituciones y con el apoyo de la sociedad en una posición de bloque extrapartidario y quizás por una vez dejando de lado las probabes ganancias electorales y la correción política, que genera tibieza en la gestión y falta de credibilidad en el sistema político en su conjunto por parte de la población, que es impactada directamente por la ola de violencia diaria y el avasallamiento muy visible del crimen organizado. Para algunos operadores es tiempo de cosecha y aprovechan el momento para propaganda propia.
Se está a tiempo ? Pienso que si, pero como siempre repito, se necesita mucha voluntad política y además, coraje. Un valor que está en decadencia en este estilo de liderazgo que vivimos.
Por Fernando Vaccotti
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Artículo de la redacción de BBC News : Las imágenes de hombres armados irrumpiendo violentamente en un plató de televisión durante una transmisión en vivo hace unos días dieron la vuelta al mundo y pusieron en evidencia la gravedad de la crisis de seguridad que sufre Ecuador.
Fue una muestra de poderío y un desafío directo a las instituciones del Estado y al presidente Daniel Noboa, quien el pasado 8 de enero había declarado el estado de excepción tras la fuga de prisión de dos de los líderes de dos de las principales bandas criminales que operan en el país.
Además de lo ocurrido en el canal TC de Guayaquil, también hubo explosiones en varios puntos del país y motines carcelarios con la toma de decenas de guardias, en un despliegue criminal sin precedentes en la historia de Ecuador.
Eso hizo que Noboa firmara un decreto ejecutivo reconociendo la existencia de un “conflicto armado interno” ordenando neutralizar a las bandas que calificó de organizaciones terroristas de carácter transnacional.
En la lista las bandas aparecen por orden alfabético y algunos de los nombres sobresalen por el alcance de sus operaciones a lo largo y ancho del territorio ecuatoriano, como Los Chorenos y Los Lobos.
Estas dos bandas se encuentran entre las cinco principales organizaciones delictivas de América Latina y el Caribe, según el portal especializado InsightCrime.
“Durante años, la banda de Los Choneros fue la estructura criminal dominante en Ecuador”, mencionó el portal en su investigación ‘Los 5 protagonistas del crimen’.
“Sin embargo, la fragmentación del grupo propició el surgimiento de su principal rival, Los Lobos, que ahora le disputan el poder y van por su parte de la torta criminal”.

En este mapa elaborado por InsightCrime, con datos del Ministerio del Interior de Ecuador, se puede ver como Los Lobos tienen presencia en casi todas las provincias de Ecuador, desde el norte en Esmeraldas hasta el sur en Loja.
Los Chorenos, por su parte, se concentran más hacia el centro y sur del país, aunque también controlan el este amazónico.
Precisamente los dos líderes fugados de la cárcel el pasado fin de semana fueron los cabecillas de estas dos bandas, Adolfo Macías, alias “Fito”, de Los Chorenos, y Fabricio Colón Pico, alias “El Salvaje”, jefe de Los Lobos.
Tiguerones, Lagartos y Fatales son otras de las bandas mencionadas por Noboa que cuentan con una presencia extendida en Ecuador, pero la mayoría se concentra en dos provincias que resultan clave: Guayas y Esmeraldas.
El auge de las bandas criminales en Ecuador se debe, según los analistas, a la transformación que ha sufrido el país en los últimos años en cuanto a su rol en el narcotráfico mundial.
De ser un país “de tránsito”, Ecuador pasó a ser uno en el que se almacena, se procesa y se distribuye la droga hasta el punto que Estados Unidos lo incluyó en su lista de países con mayor tráfico y producción en el mundo.

Al haber más droga hay más dinero, lo que intensifica la disputa por el control del negocio del narcotráfico en suelo ecuatoriano.
No es coincidencia que las provincias con mayor presencia de grupos criminales también sean las más violentas.
Ecuador pasó de registrar seis homicidios por 100.000 habitantes en 2016 a 25 por 100.000 en 2022.
Mientras, entre enero y junio de 2023 se registraron 3.513 asesinatos, lo que significa un aumento del 58% respecto a 2022, según datos del Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado (OECO).
“Un 90% de los homicidios en Ecuador son asesinatos, o sea, relacionados con el crimen organizado. De ellos solo un 7% de los homicidios se resuelve”, explicó Renato Rivera, coordinador del OECO.

Este incremento se alinea geográficamente con los principales corredores de la droga.
Una de esas rutas, la del Pacífico, pasa por Esmeraldas y Guayaquil, dos ciudades portuarias desde donde se distribuyen los estupefacientes a Centroamérica, México, Estados Unidos y Europa.
La otra ruta, la amazónica, atraviesa la provincia de Sucumbíos en la frontera con Colombia, desde donde se dirige la droga a Brasil y otros países de la región.
La gran cantidad de droga que se moviliza actualmente en Ecuador se refleja en la cifra récord de incautación que se viene registrando en el país desde 2019, superando las 200 toneladas en los últimos tres años.
Fuente y gráficos propios de vaccottifer.com, BBC News Mundo e InsightCrime.org