Por Fernando Vaccotti
La lucha por el control territorial entre bandas criminales continúa atravesando una nueva ola de incremento de la violencia en barrios de la capital Montevideo ya conocidos por las autoridades, “intervenidos” y en los cuales los vecinos permanecen bajo verdadero asedio, en una clara muestra de disputa y gobernanza criminal.
Esto quita del foco todo lo que pasa en el interior del país, del Río Negro hacia el norte, en la vía fluvial del Río Uruguay, las incursiones aéreas clandestinas, algunas de las cuales se han neutralizado en tierra en los últimos tiempos, el control efectivo de los puntos de entrada de fronteras y las migraciones. El Uruguay del norte es otro país diferente y parecido en materia de delincuencia al Uruguay del Sur.
Este último período de la actual administración parece ir en camino de convertirse en uno de los más violentos de las últimas dos décadas, no solamente en la mera estadística si no también en la virulencia de los crímenes, los tiroteos que dejan a menudo a la población en medio de fuego cruzado, la mayor utilización de armamento moderno por parte de la criminalidad y un dato no menor, la falta de respeto por la autoridad.
De esta manera, Uruguay puede ir directo a registrar un récord de homicidios, en gran medida por el conflicto entre bandas.
Suficientes diagnósticos en esta materia se manejan a diario en medio de la continuidad de noticias sobre homicidios y demás. La era del diagnóstico se terminó. Es la hora de la ejecución de planes y de combatir al fenómeno criminal.
Si esto existiera (el control), no habrían enfrentamientos entre bandas porque toda la situación estaría bajo control. Lo cierto es que los esfuerzos que se hacen por parte de las autoridades y son notorios, no han sido en cambio exitosos.
Las bandas siguen en varios casos regulando la vida de los vecinos.
Los homicidios no paran, hasta la propia Policía, menores de edad y cualquier vecino se convierten en blanco de oportunidad de estos criminales.
El narcotráfico en toda su dimensión parece haberse adueñado de la escena de la inseguridad en el antiguamente tranquilo país. La percepción de que la corrupción se enquiste en todos los niveles y estratos de la sociedad aumenta por más que ciertos indicadores internacionales hablen de un país casi libre de la corrupción.
Una lamentable consecuencia de un fenómeno anunciado y que no para de crecer.
Nuestra proyección en base a la observación de la realidad nacional y regional es que esta tendencia va a seguir igual o en aumento en el término inmediato pese a un posible cambio político de gobierno en las próximas elecciones.
Es momento de pensar en el país que se viene y proponer estrategias efectivas de combate a estos fenómenos. Tenemos muy cerca los ejemplos de Ecuador, Bolivia, y Venezuela, países en los que las bandas criminales trasnacionales le disputan el poder a los propios gobiernos.
También se viene un tiempo en que el liderazgo político deberá tener en cuenta las propuestas y cumplir con las promesas de campaña. El crédito parece estar agotado en esa materia.
Hay que cumplirle a la sociedad.
La seguridad interior debe ser una política de Estado. Los artículos de Fernando nos muestran claramente el marco situacional presente y alertan sobre un futuro muy duro si no alcanzamos politicas ni planes exitosos (y agregaría: y con las personas adecuadas conduciéndolos).
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como siempre la nota presenta puntas de mucha información que sin duda se puede seguir a través de este blog, para mi caso en esta nota me intereso mucho esa división al norte del rio negro , frontera que usaban los españoles en la conquista para controlar este territorio desde buenos aires o limite de las estancias de artigas familia que usaban para sacr el ganado hacia el imperio portugues . Quiero decir que ese norte del rio negro es como un agujero espacial donde en este articulo se vuelve plantear de esta manera , excelente trabajo felictaciones , un placer leerlo.
atte
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