Opinión
Un tema por demás sensible y que afecta a la sociedad y a cualquier gobierno. Los cargos por cuota política, clientelismo, amigos y demás, forman parte de la peor faceta del estilo político latinoamericano que ya es suerte de un ADN del continente.
Como resultado, las instituciones se ven sometidas a los vaivenes de personas que pueden o no estar bien inspiradas pero no tienen preparación.
Últimamente en Uruguay y ante la realidad de la cercanía de las próximas elecciones, varias carteras ministeriales ven renunciar a sus titulares y aparecen figuras que van a cumplir un rol temporal por lo que si único nivel de compromiso será para con quien los designó y el objetivo es no mover nada o hacer lo menos posible.
El país entra en un letargo que se extenderá hasta el mes de marzo del 2025.
El votante esperaba con seguridad otra actitud y manejo de estas situaciones.
Estos hechos también generan inseguridad en cierto grado porque el crimen organizado se aprovecha de las vulnerabilidades de los estados y sus liderazgos y esta administración carece de un fuerte liderazgo y presenta vulnerabilidades a todo nivel como las ya explicadas.
Nota: la persona que figura en la publicación es el recientemente designado ministro de Defensa de Uruguay, Armando Castaingdebat.