Por Fernando Vaccotti
Breves reflexiones ante un panorama de incertidumbre
Aunque la probabilidad de un conflicto nuclear a gran escala ha disminuido en general desde el final de la Guerra Fría, todavía existen tensiones y preocupaciones en diversas regiones del mundo que podrían potencialmente desencadenar una crisis nuclear. En el año 2024, algunas de las áreas donde estas tensiones podrían ser más evidentes y han elevado las alertas incluyen:
- Relaciones entre Estados Unidos y Rusia: A pesar de los esfuerzos por reducir la tensión, las relaciones entre Estados Unidos y Rusia siguen siendo tensas, especialmente en áreas como el despliegue de misiles, la situación en Ucrania y las acusaciones de interferencia en las elecciones. Un malentendido o una escalada de conflictos en estas áreas podría desencadenar una crisis nuclear.
- Asia Oriental: Las tensiones entre Corea del Norte y sus vecinos, así como con Estados Unidos, siguen siendo una preocupación. El desarrollo continuo del programa nuclear y de misiles de Corea del Norte ha llevado a una mayor ansiedad en la región, especialmente considerando la retórica belicosa que a veces emana de Pyongyang.
- India y Pakistán: La disputa de larga data entre India y Pakistán por Cachemira sigue siendo una fuente de tensión, y ambos países son potencias nucleares. Los enfrentamientos fronterizos y los actos de terrorismo transfronterizos podrían fácilmente escalar hacia un conflicto más amplio, con el riesgo de involucrar armas nucleares.
- Oriente Medio: La situación en Oriente Medio es compleja, con varios actores estatales y no estatales que poseen intereses contradictorios. Las tensiones entre Irán y Estados Unidos, así como entre Irán e Israel, añaden una capa adicional de inestabilidad en la región. La posibilidad de que un conflicto regional se descontrole y lleve a una escalada nuclear es motivo de preocupación.
- Ciberseguridad y Guerra Híbrida: A medida que la tecnología avanza, las amenazas cibernéticas se vuelven cada vez más sofisticadas. Un ataque cibernético a una infraestructura nuclear o a sistemas de mando y control podría provocar malentendidos o incluso desencadenar una respuesta militar.
A pesar de estos riesgos, es importante destacar que la mayoría de los estados con armas nucleares reconocen la devastación que una guerra nuclear causaría y trabajan activamente para evitar un conflicto de tal magnitud. Sin embargo, la naturaleza impredecible de la política internacional significa que siempre existe un cierto grado de incertidumbre y riesgo asociado con el armamento nuclear. Por lo tanto, la diplomacia, la cooperación internacional y los esfuerzos de control de armas siguen siendo cruciales para mitigar la amenaza de un conflicto nuclear.
Por ejemplo existen diez conflictos armados de importante porte en este año a nivel global y parecería que en todo el mundo, los esfuerzos diplomáticos para poner fin a los combates están fracasando.
Preparación para amenaza nuclear en Uruguay
Uruguay es uno de los países de América Latina que no posee armas ni instalaciones nucleares para la producción de armamento nuclear. Además, el país ha mantenido una política de no proliferación nuclear y es parte de tratados internacionales que buscan prevenir la proliferación de armas nucleares, como el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) y el Tratado de Tlatelolco.
Sin embargo, incluso aunque Uruguay no sea una potencia nuclear ni esté directamente involucrado en disputas nucleares, es importante que el país esté preparado para hacer frente a una posible amenaza nuclear, ya sea directa o indirectamente.
La preparación para emergencias, incluyendo eventos nucleares, es una parte importante de la seguridad nacional y la protección civil en cualquier país, independientemente de su situación específica en cuanto a armamento nuclear.
En términos generales, Uruguay ha desarrollado planes y protocolos de emergencia para hacer frente a una amplia gama de situaciones de emergencia, que incluyen desastres naturales, accidentes industriales, y sí, también eventos nucleares, aunque sean poco probables.
Algunas medidas que el Estado debería tener en cuenta para alistar a la población en caso de una contingencia de estas características son:
- Educación y Concientización Pública: Es crucial educar a la población sobre los riesgos asociados con las armas nucleares y cómo responder en caso de una emergencia nuclear. Se pueden llevar a cabo campañas de comunicación pública para informar a la población sobre los efectos de una explosión nuclear, cómo protegerse y qué hacer en caso de una alerta nuclear.
- Planificación de Emergencia: El gobierno uruguayo puede desarrollar planes de emergencia específicos para hacer frente a una posible amenaza nuclear. Estos planes deben incluir procedimientos claros para la evacuación de áreas afectadas, la distribución de suministros de emergencia como alimentos y agua potable, y la coordinación de los servicios de respuesta de emergencia.
- Fortalecimiento de la Infraestructura de Defensa Civil: Uruguay puede fortalecer su infraestructura de defensa civil, así como preparar a las áreas de la infraestructura crítica para hacer frente a una amplia amplia gama de emergencias, incluyendo eventos nucleares. Esto podría incluir la construcción de refugios antinucleares o la identificación de edificios y estructuras que puedan proporcionar protección contra la radiación.
- Cooperación Internacional: Uruguay puede participar en ejercicios y programas de capacitación internacionales relacionados con la respuesta a emergencias nucleares. La cooperación con otros países y organizaciones internacionales puede ayudar a Uruguay a estar mejor preparado para hacer frente a una amenaza nuclear. Y lo que es más importante y crucial: entender el fenómeno, el riesgo y la amenaza de un evento nuclear.
Es importante tener en cuenta que la probabilidad de una amenaza nuclear directa contra Uruguay dentro del contexto regional y global es muy baja.
Sin embargo, el país se ubica cerca de potenciales blancos estratégicos en caso de una conflagración de alto nivel, como son los casos de Argentina y Brasil. Incluso y como es de notorio conocimiento, dentro de la Argentina funciona una base multipropósito de China, lo que aumenta el nivel de riesgo y amenaza en caso de un conflicto. Estar preparado para hacer frente a una amplia gama de emergencias, incluyendo eventos nucleares, es una parte importante de la planificación de seguridad nacional y la protección de la población.
Algunos datos actuales del poder de armas nucleares para tener en cuenta
De acuerdo con información abierta, se calcula en total que en el mundo hay 12.512 cabezas nucleares, de las que 9.576 se encuentran en arsenales militares en disposición de ser utilizadas.
Casi 3.900 están ya desplegadas en misiles y aviones y otras 2.000, todas en Estados Unidos o en Rusia, listas para ser montadas si esos países lo consideran necesario.
La bomba que mató a 146.000 personas en Hiroshima, Japón, durante la Segunda Guerra Mundial, fue de 15 kilotones.
Y las ojivas nucleares de hoy pueden tener más de 1.000 kilotones.
Una de las consecuencias más conocidas de una hipótesis de conflicto es la «Mutua Destrucción Asegurada» o MAD.
Nueve países tienen armas nucleares: China, Francia, India, Israel, Corea del Norte, Pakistán, Rusia, Estados Unidos y Reino Unido.
Este análisis tiene carctarísticas de documento vivo, pues la dinámica actual implica el permanente seguimiento de un tema vital.