Opinión
El fracaso de la aduana uruguaya en los controles que permiten el paso de drogas para exportar ilegalmente puede atribuirse históricamente a varios factores estructurales y operativos. Los mismos son aquellos que deberían constituir la primera línea de combate al crimen organizado trasnacional y que resumimos así :
Falta de recursos y capacitación : Las aduanas en Uruguay pueden tener personal insuficiente o inadecuadamente capacitado para detectar cargamentos de drogas. Las técnicas de contrabando evolucionan siempre más rápidamente, lo que exige capacitación constante y tecnología avanzada. Y voluntad política.
Corrupción : En algunos casos, la corrupción dentro de los organismos de control puede facilitar el paso de drogas y cualquier tipo de mercaderías, bienes e insumos. Funcionarios corruptos pueden aceptar sobornos o colaborar activamente con contrabandistas y operadores del crimen organizado trasnacional. Investigaciones se llevan adelante desde hace décadas relacionadas con funcionarios sospechosos de no cumplir con sus tareas.
Tecnología insuficiente : A pesar de los avances tecnológicos, las aduanas uruguayas pueden carecer de la cantidad necesaria de equipos modernos como los escáneres de alta precisión o sistemas de inteligencia artificial que ayuden a detectar drogas de manera efectiva. Los recientemente adquiridos aún no están en funcionamiento.
Redes criminales sofisticadas : Las organizaciones de narcotráfico hoy en día suelen ser muy sofisticadas, utilizando métodos avanzados para ocultar las drogas en mercancías legales, haciendo difícil su detección sin análisis detallados.
Fronteras porosas : Uruguay tiene múltiples puntos de entrada y salida a través de puertos, aeropuertos y fronteras terrestres. Históricamente el control efectivo de todos estos puntos requiere un nivel de coordinación y recursos que puede no estar presente en la actual administración.
Prioridades desalineadas : En ocasiones, las estrategias aduaneras pueden estar más enfocadas en otros aspectos, como el control fiscal o arancelario, dejando menos recursos para los controles específicos de narcóticos y el trabajo de campo.
Este conjunto de factores contribuye a que las aduanas uruguayas puedan ser vulnerables al tráfico de drogas, especialmente en el contexto de la creciente demanda de rutas alternativas para el narcotráfico internacional.
Por Fernando Vaccotti
La Fiscalía ya inició una investigación por ese caso.
La droga fue encontrada camuflada en bolsas de arroz y llegó a Montevideo por vía terrestre.
(La Fiscalía y la Aduana suman una nueva investigación por tráfico de sustancias a Europa con pocos días de diferencia)
Mientras la Fiscalía de Estupefacientes investiga el procedimiento aduanero en torno al transporte de 3,6 toneladas de cocaína disimulada en harina de soja que fue incautada en Portugal, se sumó este lunes la indagatoria sobre el envío de 4 toneladas de cocaína en sacos de arroz, que fue incautada en el puerto de Barcelona.
Desde la Fiscalía General de la Nación se informó a El Observador que se averiguaría si existía una investigación previa radicada en alguna de las fiscalías de estupefacientes puesto que la incautación en Barcelona ocurrió a fines de junio.
De lo contrario se le asignará la nueva investigación a la Fiscalía de 4º turno a cargo de Angelita Romano, quien inició la semana pasada la indagatoria sobre la carga incautada en Portugal el pasado 30 de agosto.
Según los datos de la Guardia Civil, esta organización tenía una infraestructura en Asunción en la que procesaba la droga hasta convertirla en polvo. Luego la envasaban en bolsas de plástico y se camuflaban con arroz.
En ese caso, se pudo determinar según fuentes de la Aduana, que desde Paraguay se enviaron dos fotos del mismo contenedor y lo hicieron pasar como si fueran fotos de los dos contenedores que transportaban la carga hacia Portugal.
En este nuevo episodio, si bien la Guardia Civil española incautó la droga a fines de junio y detuvo a ocho personas, la noticia de que había pasado por el puerto de Montevideo se conoció este domingo, informó Montevideo Portal.
En ese momento, el programa Global de Contenedores de Naciones Unidas alertó del hecho a los países que lo integran, incluido Uruguay, para que las autoridades portuarias estuvieran atentas sobre la modalidad que se estaba utilizando para traficar droga a Europa. Se desconoce qué medidas tomaron las autoridades aduaneras.
La información que llega a las autoridades uruguayas proviene de agencias de inteligencia de otros países, no de Paraguay, agregaron las fuentes.
El contendor con la droga vino desde Paraguay por tierra
Según informes, en este último caso, el contender con los sacos de arroz llegó desde Paraguay por vía terrestre, previo paso por Argentina, e ingresó al puerto desde dónde fue enviado a Barcelona.
Por el momento se desconoce si la droga fue escaneada al ingresar al puerto, aunque se señaló que por ser de procedencia paraguaya, por tratarse de sacos de arroz y por venir vía terrestre, lo cual fue señalado como “raro” porque ese tipo de carga viene por vía marítima, constituía un contenido sospechoso que debió ser controlado.
Desde la Dirección de Aduanas se informó que también se abrió una investigación por este caso, que se suma a la iniciada por el envío de droga a Portugal.
Por ese caso fueron sumariados con separación del cargo dos funcionarios que estuvieron a cargo de la operativa y decidieron no abrir el contenedor para examinarlo.
La carga estuvo seis meses en el puerto de Barcelona
La carga de 4.020 kilos de cocaína llegó al puerto de Barcelona oculto en sacos de arroz en la Navidad pasada pero permaneció durante seis meses sin que nadie fuera a levantar la carga. Según informó El País de España, los narcotraficantes temían ser detenidos, lo que ocurrió cuando finalmente el 26 de junio decidieron recoger el contenedor.
En ese momento, agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil detuvieron a ocho de sus presuntos integrantes de la banda y detectaron la cocaína. Entre los arrestados está el administrador de la empresa que importó el arroz.
La denominada operación Sogata se había iniciado en 2023 luego de que la unidad especializada de la policía española recibiera información sobre una empresa española sospechosa de estar utilizando como pantalla la importación de diferentes productos agrícolas para introducir grandes cargas de cocaína en Europa.
La información mencionaba concretamente que se enviaría cocaína en 10 contenedores al puerto de Barcelona cargados de sacos de arroz procedentes de Paraguay, un origen poco común para cargamentos de tantas toneladas de cocaína.
El reporte informaba que la droga había sido procesada en Asunción para convertirla en polvo y después envasarla en sacos de plástico cosidos manualmente e idénticos a los que contenían el arroz.
Sin embargo, a fines de octubre, la policía de Paraguay interceptó un cargamento de 3.312 kilos de cocaína que iba oculto en un cargamento de bananas con destino a Bélgica.
Luego, en marzo, las autoridades británicas incautaron 2.100 kilos ocultos en paquetes de granos de cacao y que había partido desde el puerto de Guayaquil, en Ecuador. Este cargamento cuyo destino final era Francia iba dirigido a la misma empresa española que la Guardia Civil tenía en la mira.
Fue por eso que dejaron pasar varios meses sin acercarse al puerto de Barcelona, hasta que el 26 de junio decidieron recogerla. Ese día la Guardia Civil desplegó un operativo en siete ciudades (Madrid, Barcelona, Toledo, Sevilla, Cádiz, Álava y Jaén) ante la sospecha de que pretendieran sacarla por otro punto pero seguía en Barcelona, donde fue incautada. Según el medio español, se trató del mayor cargamento detectado en el puerto de la capital catalana.
El informe de la Oficina de Naciones Unides contra la Droga y el Delito (ONUDC) 2022 indicó que en 2020 la producción de cocaína alcanzó las 1.982 toneladas de las cuales fueron incautadas 1.424. También señala que casi el 90% de la droga incautada fue traficada en contenedores por mar.