Irán – Israel
OPINIÓN y COMENTARIOS DE FV CON ANALISIS DE EOM
La ya hace más de dos años de permanente amenaza de utilización de armas nucleares luego de comenzar la invasión y posterior guerra de Rusia y Ucrania, seguida por el creciente conflicto armado entre Israel e Irán, que ha dejado en el medio al Líbano, Siria y Yemen entre otros países han llevado el nivel de alerta de la «diplomacia nuclear» al máximo.
El presidente de Rusia ha amenazado directamente a la OTAN con represalias y utilización de este tipo de armamento en caso de sentirse amenazado, haciendo público el cambio en la doctrina interna de utilización de este armamento en caso de ser agredida la Federación Rusa.
La amenaza de Israel y la escalada de tensión en Oriente Próximo han reavivado el debate en Teherán sobre el desarrollo de su arsenal nuclear.
Las demandas de armamento nuclear aumentan en Irán. En el año 2023, 39 parlamentarios conservadores solicitaron reevaluar la doctrina de defensa al Consejo Supremo de Seguridad Nacional. Su petición se produjo después de que Israel amenazara con atacar a Irán como respuesta a su ataque contra territorio israelí el 1 de octubre.
La doctrina de defensa iraní prohíbe la fabricación de armas nucleares. Su líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, estableció esta prohibición hace dos décadas bajo el pretexto de que contravenía la ley islámica. Sin embargo, las acciones bélicas de Israel en los últimos meses han elevado la presión para revisar esta idea.
El apoyo a las armas nucleares se ha disparado entre los iraníes. Una encuesta realizada por IranPoll entre febrero y mayo reveló que el 70% respaldaba el desarrollo de este armamento. Incluso figuras moderadas como Hasán Jomeini —nieto del fundador de la República Islámica— han pedido aumentar las capacidades de disuasión de Irán.
Entretanto, el presidente Masoud Pezeshkian se reunió por primera vez con el presidente ruso, Vladímir Putin. Pezeshkian asumió el cargo en julio y tiene el objetivo de reanudar las conversaciones con Estados Unidos para reactivar el acuerdo nuclear de 2015. Sin embargo, las tensiones con Israel han dinamitado cualquier posibilidad.
El acuerdo nuclear fue un pacto internacional para restringir el programa nuclear iraní. Establecía el levantamiento de las sanciones económicas contra la República Islámica a cambio de que Teherán redujera sus reservas de uranio enriquecido. Sin embargo, Estados Unidos lo abandonó en 2018.

| Todo esto es importante porque el debate sobre las armas nucleares muestra la fragilidad actual de Irán en Oriente Próximo. Hasta el momento, la República Islámica contaba con sus aliados proxies para defender sus intereses en la zona. Sin embargo, la ofensiva de Israel contra el Eje de la Resistencia ha dañado la posición regional de Teherán. El desarrollo nuclear de Irán buscaría restablecer su capacidad de disuasión frente a Israel. Teherán ha apostado estos meses por la contención para evitar una guerra regional a gran escala. Sin embargo, el debilitamiento de Hamás y Hezbollah le incentiva a cambiar su estrategia y a impulsar su arsenal nuclear para garantizar su seguridad. La política nuclear también pretende fortalecer al régimen iraní. Las autoridades quieren ganar credibilidad y satisfacer las demandas de los iraníes. Además, les permite agitar el nacionalismo contra su enemigo y cerrar filas en un momento de debilidad interna ante la situación económica, el malestar social y la posible crisis sucesoria de Jamenei. La reunión de Pezeshkian con Putin es especialmente significativa ahora. Rusia cada vez depende más de los drones iraníes para sostener su esfuerzo bélico en Ucrania. A cambio, Teherán puede beneficiarse de tecnología rusa para acelerar el desarrollo de sus armas nucleares. |
| Proyecciones Aunque sigue siendo difícil, cada vez es más factible que Irán impulse su arsenal nuclear. La perspectiva de un ataque inevitable de Israel, la debilidad de sus aliados y la ruptura de la disuasión pueden convencer a Teherán de que las armas nucleares son la única manera de proteger su seguridad. Es posible que Irán tenga capacidad suficiente para fabricar armas nucleares rápidamente. Teherán cuenta con altos niveles de uranio enriquecido, y en 2015 ya tenía un diseño de arma ligera. Esto, unido a la amenaza inmediata de Israel, podría agilizar su programa nuclear.Sin embargo, el desarrollo nuclear de Irán provocaría una escalada inédita en Oriente Próximo. Israel lo interpretaría como un riesgo existencial, dándole la justificación para exhibir su arsenal nuclear —no reconocido hasta ahora— e iniciar una guerra contra Teherán. Al mismo tiempo, alentaría a Arabia Saudí a impulsar su propio programa nuclear. El programa nuclear iraní también arrastraría a Estados Unidos. De primeras, Washington intensificaría las sanciones y reforzaría su compromiso con Israel. Pero si regresa Donald Trump, podría involucrarse directamente en atacar las instalaciones nucleares de Irán. |
¿Cuáles son los países que tienen armas nucleares?
Pese a que ya hay nueve países con armas nucleares en el mundo, Rusia y Estados Unidos todavía controlan cerca del 90% de las ojivas.

La invasión rusa de Ucrania ha vuelto a encender las alarmas sobre una escalada nuclear capaz de poner en peligro a gran parte del mundo, pero lo cierto es que el deterioro de las relaciones diplomáticas entre países con armas nucleares lleva tiempo siendo un problema internacional cada vez más recurrente. Y no solo se trata del colapso que han sufrido en los últimos años varios pactos y acuerdos de no proliferación: durante 2021 también aumentó considerablemente el número de cabezas nucleares desplegadas. Es decir, de ojivas instaladas en misiles o en bases con fuerzas operativas y listas para usarse en un periodo corto de tiempo.
Así lo asegura el Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI) en su último anuario sobre armamento en el mundo. De acuerdo a las últimas estimaciones del think tank nórdico, en 2021 había cerca de 3.825 cabezas nucleares desplegadas en el mundo, cerca de 100 más que el año anterior.
Tanto las cifras totales de ojivas desplegadas como el aumento de los últimos meses tienen dos responsables principales, Rusia y Estados Unidos. Si bien ambos países están retirando o desmantelando armamento obsoleto o almacenado desde tiempos de la Guerra Fría, todavía controlan cerca del 90% de las armas nucleares que hay en el mundo y además han iniciado programas de modernización extensivos y costosos, con el consiguiente aumento de cabezas operativas.

Junto a las dos potencias, otros siete países cuentan en la actualidad con armas nucleares en el mundo: Reino Unido, Francia, China, Pakistán, India, Israel y Corea del Norte. Gracias al desarrollo de misiles balísticos intercontinentales o de submarinos nucleares, los tres primeros, al igual que Rusia y Estados Unidos, tienen capacidad para detonar bombas nucleares en casi cualquier rincón del plantea, mientras que el resto cuenta con alcances variables en función de la situación de los silos de misiles y de la tecnología de lanzamiento.
Si también se tienen en cuenta las cabezas almacenadas y las que están a la espera de desmantelamiento, en 2021 todavía había en el mundo cerca de 13.080 cabezas nucleares —13.126 si se cuentan las estimaciones sobre Corea del Norte, fuera de la lista del SIPRI por la falta casi total de información—. Pese a que son cerca de 300 menos que las que había en el año anterior, casi todos los países con armas nucleares han aumentado sus stocks totales de armas atómicas.
De esta forma, entre 2020 y 2021 Reino Unido sumó diez nueva cabezas nucleares a su arsenal; China ha añadido treinta más; India, seis; Pakistán, cinco; y Corea del Norte, entre diez y veinte. Mientras, Francia e Israel han mantenido estables sus niveles de armamento.
Más allá de las cifras, la falta de interés real de las potencias atómicas por frenar la proliferación de este tipo de armamento ha quedado patente en varias ocasiones durante los últimos meses. Por ejemplo, el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN), que entró en vigor en enero de 2021 y fue el primer acuerdo internacional vinculante en este ámbito, no fue aceptado por ninguno de los países con armamento atómico ni por sus socios militares.
¿Qué son los tratados START sobre el armamento nuclear?
Los tratados START eran acuerdos entre Estados Unidos y Rusia para reducir sus capacidades nucleares. El último se rompió en 2023
Los tratados START son acuerdos entre Estados Unidos y Rusia para reducir sus capacidades nucleares, cuyas siglas corresponden a Strategic Arms Reduction Treaty, o Tratado de Reducción de Armas Estratégicas. Desde los años treinta y en especial durante la Guerra Fría, Estados Unidos y la Unión Soviética desarrollaron armas de destrucción masiva, igual que Francia, el Reino Unido y China. Las dos superpotencias construyeron un gran arsenal nuclear y desde entonces han tratado de limitar la posibilidad de un ataque con tratados bilaterales para restringir su número de ojivas. Con todo, aún suman el 90% de las cabezas nucleares del mundo.
La firma de los tratados START: más fracasos que éxitos
Estados Unidos y la URSS firmaron el START I en 1991, meses antes del colapso soviético. El tratado estuvo vigente entre 1994 y 2009 y su objetivo era limitar las cabezas nucleares de ambos países a 6.000 para evitar ataques en los últimos años de la Guerra Fría. Ya antes de que el START I entrase en vigor, Estados Unidos y Rusia comenzaron a negociar el START II, que reducía el número máximo de ojivas nucleares a 3.500.
Sin embargo, el acuerdo no entró en vigor y Rusia se retractó en 2002 como respuesta a la retirada de Estados Unidos del Tratado sobre Misiles Antibalísticos (1972), que prohibía los escudos antimisiles. El START II fue reemplazado ese año con el Tratado SORT, por el que ambas potencias se comprometieron a disminuir sus cabezas nucleares a 2.200 en diez años.
Tras el fracaso del START II, el START III ni siquiera alcanzó la fase de negociaciones. No fue hasta 2010 cuando las dos potencias firmaron el Nuevo START, que reducía el máximo de ojivas nucleares permitidas a 1.550.
Este tratado tenía una validez de diez años ampliables a quince. No obstante, durante su mandato (2017-2021), el presidente de Estados Unidos Donald Trump se mostró reticente a renovarlo bajo pretexto de que Rusia ya había alcanzado los límites pactados. Argumentó que extenderlo solo perjudicaría los arsenales estadounidenses, que aún debían disminuirse. Además, Trump pidió incorporar a China, pero Pekín y Moscú rechazaron la iniciativa.
Estados Unidos y Rusia ya no tienen tratados nucleares
Con la llegada al poder del sucesor de Trump, Joe Biden, Rusia y Estados Unidos acordaron ampliar la vigencia del Nuevo START. Lograron prorrogarlo hasta 2026, pero la invasión rusa de Ucrania complicó su cumplimiento.
En febrero de 2023, Putin anunció que suspendía la participación de su país en el tratado. Aunque Estados Unidos ya sospechaba que Rusia no estaba respetando el acuerdo, su decisión pone fin al control de las armas nucleares de ambas partes, aumentando el riesgo de un enfrentamiento nuclear en el futuro.
Las armas nucleares ya están prohibidas, pero el desarme aún está lejos. El Nuevo START era el último tratado nuclear vigente entre Washington y Moscú. Las dos potencias llevan desde los años setenta negociando la no proliferación. La primera tentativa fue el SALT I, vigente entre 1972 y 1977. El que debería haber sido su sucesor, el SALT II, nunca entró en vigor.
En 1988 adoptaron el Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio, que prohibía los misiles de rango de alcance entre 500 y 5.500 kilómetros. Su vigencia se extendió hasta 2019, cuando Estados Unidos y Rusia se retiraron. Algunos tratados nunca se implementaron, mientras que otros han conseguido con mayor o menor efectividad que ambas potencias reduzcan sus arsenales nucleares.