Por Fernando Vaccotti
En los últimos años, Uruguay ha sido incluido en los radares regionales de la inteligencia nacional e internacional por la convergencia silenciosa entre actores de causas políticas extranjeras -particularmente vinculados a la causa palestina- y redes criminales que operan a lo largo de su extensa frontera con Brasil. La preocupación se intensifica cuando parte de estos vínculos traspasa el activismo político o religioso legítimo y se adentra en el terreno turbio del financiamiento, apoyo logístico o cobertura a organizaciones designadas como terroristas, tales como Hezbollah y Hamas.
Entre el 13 y el 24 de junio de 2025, el repentino conflicto entre Israel e Irán —denominado “la guerra de 12 días”— provocó una reacción inmediata en Uruguay. A partir del anuncio del alto el fuego el lunes 24 de junio, las ciudades de Rivera y Chuy se transformaron en puntos de vigilancia prioritaria del Ministerio del Interior y la Policía, evaluando posibles vínculos con financiamiento del terrorismo, de acuerdo con una informaciòn publicada en Búsqueda.
De esta manera, Agentes de la Dirección General de Información e Inteligencia incrementaron sus patrullajes en lugares de culto musulmán e incluso en sinagogas, en coordinación con embajadas e inteligencia de Israel. A pesar de no existir amenazas concretas, las medidas se basaron en inteligencia preventiva.
La frontera como zona gris: entre la fe, la ideología y el crimen
Las ciudades uruguayas fronterizas como Rivera, Artigas, Cerro Largo y Rocha, en la ciudad del Chuy, constituyen zonas de permeabilidad histórica. El comercio, la migración, la identidad compartida y la débil o no potente presencia estatal han facilitado la instalación de redes mixtas que combinan contrabando, tráfico de armas, lavado de dinero y facilitación logística para causas externas.
Particularmente en Rivera y Chuy, se ha detectado una creciente actividad de personas de origen árabe-musulmán -legítimamente residentes o con ciudadanía uruguaya-brasileña- que sostienen conexiones ideológicas o materiales con estructuras del Hezbollah en la Triple Frontera (Argentina–Brasil–Paraguay). Si bien la mayoría practica su religión de forma pacífica y legal, los servicios de inteligencia de países aliados han advertido sobre individuos con perfiles de «simpatizantes activos» que podrían servir de enlaces logísticos o financieros.
En 2024–2025, de acierdo con información abierta, Brasil realizó operativos en Aceguá, Chuy y Rivera desmantelando redes de “bancos paralelos”. Estas operaban mediante sociedades y comercios (por ejemplo supermercados), triangulando fondos al exterior para presunto uso de grupos como Al Qaeda, Hamas y Hezbollah.
Estas redes no actúan en el vacío: se articulan con estructuras delictivas brasileñas como el Primer Comando da Capital (PCC) o el Comando Vermelho, interesados en aprovechar los mismos canales clandestinos para transportar drogas, armas o dinero. La relación no es de subordinación, sino de conveniencia operativa.
El fenómeno de la convergencia criminal en su máxima expresión, puede también abrir una ventana de oportunida para bandas criminales mexicanas y colombianas que no tienen actualmente presncia confirmada en el país pero de las que sì hay indicios en este tiempo. No hay que olvidar la presencia geográfica cercana de la zona de la Triple Frontera y la conexión con las bandas que operan en Paraguay.
Hezbollah, Hamás y el «activismo blando» con bordes difusos
El Departamento de Estado de Estados Unidos y la inteligencia israelí han advertido desde hace más de una década sobre la utilización de América Latina como plataforma de financiación y reposicionamiento estratégico de Hezbollah. Lo hemos escrito en nuestra página varias veces.
En visitas de autoridades del Comando Sur de USA también se ha avisado del aumento de la amenza que significa el contrabando o tráfico de narcóticos y en determinado punto, se mencionó la posible entrada del fentanilo a nuestro país como un canal de distribución regional. Uruguay no ha sido ajeno a estas preocupaciones. Las autoridades locales han colaborado en varias investigaciones internacionales que involucran a fundaciones y asociaciones islámicas con sede en el país que recibieron financiamiento desde el exterior sin una trazabilidad clara.
La Agencia de Inteligencia de Defensa de EE.UU. calificó recientemente a Hezbollah como “gravemente degradado” como consecuencia del conflicto en el Líbano con Israel, pero advirtió sobre sus redes de financiamiento en la Triple Frontera, incluida la zona limítrofe con Uruguay.
Según un artículo publicado en Búsqueda.com.uy , el pasado 19 de mayo, el Departamento de Estado ofreció una recompensa de hasta diez millones de dólares para desarticular esas redes financieras.
A nivel regional, la Secretaría de Seguridad Pública de Río Grande do Sul lanzó desde el pasado 23 de junio una operación conjunta con Uruguay contra delitos transnacionales —narcotráfico, tráfico de armas, contrabando y lavado—, con especial atención a presuntas redes vinculadas a Hezbollah.
El fenómeno se vuelve más complejo cuando grupos de simpatizantes en Uruguay, en principio pacíficos, se radicalizan o prestan apoyo no declarado a iniciativas, actos o figuras ligadas a la resistencia armada palestina. La diferencia entre solidaridad ideológica y apoyo material al terrorismo se torna difusa, y esto abre la puerta a riesgos crecientes para la seguridad nacional.
El sonado caso en su momento y luego callado por los medios del menor rochense que se radicalizó a través de juegos en internet y se preparaba para ejecutar atentados en su ciudad, sumado a la detención y detección de ciudadanos iraníes circulando en la región con documentación legal uruguaya deben ser motivos de alerta y vigilancia preventiva estatal.
El fenónemo del reclutamiento de jóvenes a través de las redes sociales y la utilización de juegos online, es una preocupación global de las redes de inteligencia, que por ejemplo explica la factoría audiovisual del Estado Islámico para fascinar a la generación millenial en un libro llamado «Armas de Seducción Masiva», del que hemos escito en nuestro sitio anteriormente.
Evaluación oficial y cambios recientes en los controles
El Ministerio del Interior del Uruguay, a través de la Dirección Nacional de Inteligencia y la Dirección General de Represión al Tráfico Ilícito de Drogas, ha intensificado desde 2022 los controles fronterizos en zonas consideradas de «riesgo transnacional ampliado». Se han incorporado:
- Equipos de análisis financiero para detectar movimientos sospechosos vinculados a fundaciones y ONGs.
- Intercambios de inteligencia más regulares con Brasil, Israel, Argentina y agencias de EE.UU.
- Uso de sistemas biométricos y verificación de antecedentes en pasos de frontera seleccionados (Rivera-Santana do Livramento y Chuy principalmente).
- Mayor presencia de la Guardia Republicana y reactivación del «control de fronteras profundas» con drones y patrullajes móviles.
Tras el conflicto del Medio Oriente entre Israel e Irán aparentemente terminado hace poco más de 24 horas, se han adoptado estas medidas:
- Vigilancia directa en fronteras: refuerzo de controles en pasos como Rivera–Santana y Chuy–Chuí.
- Monitorización de espacios religiosos: comunidades musulmanas y judías bajo observación preventiva .
- Herramientas financieras y de migración: uso de alertas de Interpol, escáneres en 43 puntos fronterizos y análisis de transacciones sospechosas.
- Cooperación internacional: incrementar el intercambio activo con Argentina, Brasil, EE.UU. e Israel; planificar y organizar operaciones binacionales con Brasil en Río Grande do Sul .
- Mantener vigente el Operativo “Frontera Segura”: desde 2020 se desplegan 1.000 efectivos de fuerzas combinadas en 35.000 km² de frontera, con patrullaje aéreo, marítimo y terrestre.
Algunas fuentes vinculadas a estos temas señalan que se señalan que se sabe que las rutas del narcotráfico están sirviendo también para otros fines. Personas vinculadas al islamismo radical han sido detectadas utilizando documentación falsa o triangulaciones que buscan evitar controles migratorios convencionales. Uruguay no es el objetivo, pero puede ser usado como trampolín.
Riesgos geopolíticos para un país históricamente neutral
Si bien no se ha detectado la existencia de una célula operativa terrorista dentro del país, existen ciertos indicios colectivos: “simpatizantes activos” que podrían servir como enlaces o facilitadores logísticos.
Las debilidades persisten en la inteligencia digital, el control bancario informal y la cobertura del territorio fronterizo. Uruguay ha mantenido históricamente una postura equilibrada y hasta neutra en los conflictos de Medio Oriente. Sin embargo, los recientes alineamientos internacionales -como la designación de Hamás como grupo terrorista por parte de aliados estratégicos y la intensificación del conflicto Israel-Irán– podrían colocar al país en un escenario de riesgo indirecto, si se detectara que su territorio es utilizado para fines encubiertos.
En este contexto, la debilidad institucional en algunos departamentos fronterizos, la porosidad del sistema bancario informal y la falta de capacidad técnica en inteligencia digital se vuelven desafíos a resolver con urgencia.
La presencia de actores vinculados al islamismo radical y al activismo pro palestino en Uruguay, en combinación con bandas criminales transnacionales, no puede minimizarse. Si bien no se trata de una amenaza directa de ataque terrorista, sí configura un riesgo de utilización estratégica del territorio uruguayo como refugio logístico, canal financiero o base de operaciones secundarias.
La mejora de los controles por parte del Ministerio del Interior es una señal positiva, pero se requiere una doctrina de seguridad de Estado moderna, con capacidades reales en contrainteligencia, análisis OSINT y cooperación internacional activa. Las fronteras del Uruguay ya no son solo líneas geográficas: son puntos de decisión estratégica.
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Fernando Vaccotti 