Colombia bajo tensión: ataques simultáneos atribuidos a disidencias de las FARC
Colombia atraviesa horas de conmoción tras dos ataques de gran impacto ocurridos este jueves y presuntamente ejecutados por disidencias de las FARC. El primero fue un atentado con explosivos contra la base aérea Marco Fidel Suárez, en Cali; el segundo, el derribo de un helicóptero en el municipio de Amalfi, en el nordeste del país. La prensa local los calificó como los “peores ataques terroristas” desde 2019. El saldo hasta ahora es de al menos 18 muertos y 65 heridos.
La guerra se hace cada vez más visible en Colombia, en una propagación de conflictos que en los últimos años parecían localizados en ciertas regiones, usualmente distantes de las grandes ciudades, como el Catatumbo, el Cauca o Putumayo. Ya no es así. incluso la utilización del término «disidencias» aparece como muy civilizado para referirse a estos ataques salvajes y sus perpetradores.
El presidente Gustavo Petro describió la jornada como “un día de muerte”. En un mensaje publicado en X, vinculó los hechos con la reciente ofensiva estatal en el Cañón del Micay (Cauca), donde el 19 de agosto fueron incautadas municiones y explosivos pertenecientes a la columna Carlos Patiño, una de las facciones más activas de las disidencias. Ningún grupo armado ha reivindicado formalmente los ataques.

Cali: explosión frente a una base aérea
De acuerdo con la policía, en Cali -ciudad de 2,2 millones de habitantes– un camión cargado con cilindros bomba fue detonado en las inmediaciones de la base aérea Marco Fidel Suárez. La explosión, ocurrida hacia las 15 horas locales, dejó seis civiles muertos, decenas de heridos y daños en varias viviendas y edificios cercanos.
El alcalde Alejandro Eder decretó estado de emergencia, restringió el ingreso de vehículos pesados y anunció una recompensa de 10.000 dólares para quienes aporten información. Testigos narraron escenas de caos y evacuaciones en la zona, mientras otra furgoneta con explosivos fue hallada sin detonar.
Horas antes de las explosiones en Cali, el general de la policía, Carlos Fernando Triana, calificó como «acción terrorista» el derribo de un helicóptero policial con un dron en Amalfi, Antioquia, en el que murieron 12 agentes.

Según Triana, estas acciones se produjeron «contra un componente de personal que cumplía labores de aspersión terrestre de cultivos ilícitos y contra una aeronave de la institución».
La emisora de radio W reportó que el ataque con drones se produjo mientras la aeronave «se dirigía a apoyar a un grupo de policías que adelantaba labores de erradicación manual de cultivos ilícitos».
El ministro de Defensa, Pedro Sánchez, inicialmente atribuyó el atentado al Clan del Golfo, el mayor cártel de drogas de Colombia.
Pero posteriormente afirmó que fue obra de una facción escindida del EMC, liderada por el comandante Alexander Díaz Mendoza, alias de Calarcá.
Escalada de violencia regional
El ataque en la capital del Pacífico colombiano muestra que por lo menos algunos grupos de las disidencias de las «extintas» FARC buscan pasar a la ofensiva contra el Estado, con ataques fuera de las zonas que controlan. En los últimos años, solo la guerrilla del ELN había hecho ese tipo de acciones, y de forma ocasional, con gran repudio de la opinión pública.
El Valle del Cauca, con capital en Cali, se ha convertido en blanco recurrente de atentados. El pasado 10 de junio, una ola de explosiones y ataques armados atribuida al Estado Mayor Central (EMC) dejó siete muertos en la zona. En el vecino Cauca, en paralelo, se registraron al menos 12 atentados con un saldo de ocho víctimas fatales.
En ambos departamentos confluyen elementos de las FARC, remanentes paramilitares y el ELN, en una pugna por el control territorial, rutas del narcotráfico y presencia armada frente al Estado.
Complejidades de un escenario volátil y violento
Los ataques ocurren en un contexto ya sacudido por el asesinato de Miguel Uribe Turbay, candidato presidencial conservador de 39 años, quien falleció a comienzos de agosto tras haber sido baleado en junio durante un acto en Bogotá.
Estos hechos han incrementado la presión sobre el gobierno de Gustavo Petro. Sus críticos sostienen que la política de diálogo con grupos armados ha coincidido con un repunte de la violencia, y reclaman medidas más contundentes frente a las disidencias.
¿Quiénes son los responsables?
Según BBC Mundo, y de acuerdo con reportes de la prensa local, ciudadanos detuvieron a un hombre desarmado que intentaba huir de la escena de explosiones en Cali.
Más tarde, el presidente Petro compartió en su cuenta de X que se trata de un individuo identificado como «alias Sebastián«, quien supuestamente pertenece a una de las estructuras de EMC, dirigidas por Iván Jacob Idrobo, alias Marlon.
El mandatario, en conferencia de prensa, dijo que el atentado fue ejecutado por «dos personas, sin armas, pero cargadas de explosivos, que salieron corriendo apenas uno de los camiones se activó, y que la población ayudó a capturar en el barrio contiguo».
Los grupos disidentes atribuidos a los ataques del jueves rechazaron el acuerdo de paz firmado en 2016 con la mayor parte de las FARC tras seis décadas de insurgencia.
Guerrillas de izquierda, paramilitares de derecha y cárteles aún controlan zonas de Colombia, pero el país ha disfrutado de años de relativa calma.
Sin embargo, se ha producido un reciente aumento de la violencia que, según los expertos, demuestra que los grupos armados están recuperando fuerza y capacidad para llevar a cabo ataques coordinados y complejos.
Los colombianos temen un retorno a la violencia de las décadas de 1980 y 1990, cuando eran comunes los ataques de los cárteles, la violencia guerrillera y los asesinatos políticos.

¿Cómo reaccionó el gobierno?
Después de lo sucedido, el presidente Petro viajó a Cali, en donde tuvo una reunión con altos cargos militares y funcionarios de diversos ministerios de su gobierno.
Aunque en un principio, el ministro del Interior, Armando Benedetti, habló sobre la posibilidad de establecer un «estado de conmoción interior», esta idea fue descartada por el primer mandatario el mismo jueves.
No obstante, se ordenó la creación de un Puesto de Mando Unificado (PMU) para atender las secuelas de la emergencia.
De acuerdo con el periódico El Tiempo, se aumentará la presencia militar en la zona.
Eder, alcalde de Cali, explicó que el objetivo del PMU será recuperar sectores del sur del Valle del Cauca.
En respuesta a los ataques del jueves, Petro anunció que los guerrilleros disidentes de las FARC leales al líder Néstor Gregorio Vera, otro grupo conocido como la «Segunda Marquetalia» y el cartel más grande del país, el Clan del Golfo, serían declarados como «organizaciones terroristas».