OPINIÓN y ANÁLISIS
Hace tiempo que escribimos sobre la evolución del crimen organizado que en América Latina tiene patrones predecibles. Como lo han señalado autores como Stier y Richards, existen etapas sucesivas en la consolidación del poder criminal:
- Infiltración inicial en mercados ilícitos.
- Expansión hacia economías paralelas y cooptación de estructuras débiles del Estado.
- Violencia instrumentalizada y captura de territorios.
- Etapa final: el aterrorizamiento de la sociedad.
Uruguay, que durante décadas fue percibido como un oasis de seguridad, atraviesa ahora una fase de transición acelerada hacia este último estadio y en especial teniendo en cuenta el atentado contra la fiscal de corte en su propia casa.
Síntomas visibles del “aterrorizamiento”

La violencia se ha vuelto espectacularizada y difusa, buscando tanto control territorial como impacto psicológico:
- Asaltos en shoppings y supermercados al estilo “piraña”, generando sensación de indefensión colectiva.
- Explosivos en cajeros automáticos, símbolo de que ningún espacio urbano es invulnerable.
- Moto-sicariato como práctica ya instalada en barrios periféricos y zonas céntricas.
- Tiroteos abiertos en Montevideo y su área metropolitana, con víctimas colaterales inocentes.
- Robos de armas y ataques directos contra policías, lo que indica una confrontación con el Estado.
- Barrabravismo con vínculos con el narcotráfico y las redes internacionales de hooligans.
Cada uno de estos episodios encaja dentro del proceso de escalada que ya atravesaron países como México, Colombia, Brasil o Ecuador.
Ruptura de acuerdos y señales de descontrol
En la dinámica del crimen organizado, la violencia abierta no aparece de la nada. Es la consecuencia directa de la ruptura de acuerdos de no agresión entre bandas criminales, o de la incapacidad del Estado para imponer reglas de juego claras.
Leer artículo sobre el atentado y la amenaza por whatsapp de años anteriores: https://www.elobservador.com.uy/nacional/que-se-sabe-ahora-del-atentado-contra-la-fiscal-monica-ferrero-vecinos-escucharon-una-explosion-la-madrugada-y-disparos-n6018784
Mientras existen pactos criminales, suele haber un relativo “orden” que mantiene las disputas bajo un umbral de violencia tolerable, entre otras cosas porque al crimen organizado en general no le interesa ser nota de tapa en ningún medio y se maneja mejor desde las sombras. Cuando estos acuerdos de tranquilidad se quiebran, emerge la violencia pública que se materializa en ataques espectaculares, ajustes de cuentas en plena vía pública y la multiplicación de homicidios. El caso del ataque a la fiscal Ferrero puede ser un claro ejemplo de ello.
Por su parte, en un comunicado de la Unión de Policías de la Guardia Republicana cuestionó cómo está dispuesta la custodia en la casa de la fiscal de Corte, que era fiscal de Estupefacientes. Leer : https://www.elpais.com.uy/informacion/sindicales/sindicato-de-la-guardia-republicana-pide-la-renuncia-de-carlos-negro-tras-el-atentado-contra-monica-ferrero
El hecho de que se haya vinculado a un detenido como posible organizador de hechos recientes es todavía más grave. Significa que las cárceles no son un espacio de contención (tema a esta altura archi sabido), sino de mando, desde donde los líderes criminales ordenan matar, planifican robos y extorsionan con absoluta impunidad.

Este patrón, ampliamente verificado en Brasil con el PCC, en México con el Cártel de Sinaloa, en El Salvador con la MS-13 y fundamentalmente el Tren de Aragua de Venezuela reflejan el descontrol imperante y la pérdida de la autoridad estatal sobre sus propios recintos penitenciarios.
Explosivos: se informó de una detonación y quizás se trate de una granada de tipo militar, lo cual también mantiene los protocolos de las principales bandas criminales de la región.
Las granadas militares (incluidas las ofensivas) tienen una vida útil y, en la práctica, se gestionan con fechas/lotes, programas de inspección y criterios de «service life» / «shelf life». No es un mero mito ya que los explosivos, cargas iniciadoras y mecanismos de espoleta envejecen químicamente y mecánicamente, por lo que los fabricantes y los ejércitos fijan límites y procedimientos para retirarlas o desmilitarizarlos, por lo que este artefacto activado puede tener varios años de almacenamiento y probablemente haya uno o más depósitos clandestinos de este tipo de armas. y explosivos.
En suma, la ruptura de pactos de tranquilidad, combinada con la proyección del poder carcelario hacia las calles, son síntomas de que Uruguay ha ingresado en una etapa crítica de inseguridad estructural.
Según Montevideo Portal, los dos detenidos por el atentado contra fiscal son parte de Los Albín, brazo ejecutor de Marset.
El hombre y la mujer, ambos mayores de edad y menores de 30 años, detenidos este domingo, sospechosos de estar detrás del atentado contra la Fiscal de Corte, Mónica Ferrero, en la madrugada fueron identificados por la Policía como integrantes de la banda criminal Los Albín, liderada por Luis Fernando Fernández Albín, quienes ejecutan la operativa de drogas orquestada por Sebastián Marset en Uruguay, confirmaron a Montevideo Portal fuentes de la Policía.
Lo que está en juego
No se trata únicamente de delitos comunes, sino de un fenómeno estructural que amenaza con transformar el contrato social. Una vez consolidada la etapa de terror social, la ciudadanía comienza a normalizar la violencia, se erosiona la confianza en las instituciones y se abre el espacio para la captura criminal del Estado.
Perspectiva regional
El caso uruguayo ya no es excepcional, sino parte de la tercera ola del crimen organizado transnacional. El país, por geografía, puertos y estabilidad relativa, resulta atractivo para redes criminales que buscan expandirse. El “manual del crimen organizado” se repite, y Uruguay está escribiendo sus capítulos más oscuros.
Perspectivas oscuras

La pregunta no es si el crimen organizado avanzará, sino qué capacidad tendrán las instituciones uruguayas para anticiparse. Las etapas están claras y los síntomas son visibles. El desafío es romper el patrón antes de que la violencia se vuelva irreductible.
NOTA: Según la tipología de Stier, las bandas criminales atraviesan tres etapas principales de evolución:
- Embrionaria
- Aparecen como grupos pequeños y poco estructurados.
- Se concentran en delitos menores, de oportunidad, sin gran planificación.
- No tienen todavía un liderazgo sólido ni un “modelo de negocios” criminal definido.
- Predatoria
- Se consolidan con jerarquías internas más claras.
- Pasan a ejercer violencia sistemática, buscando controlar territorios o mercados ilícitos.
- Su modus operandi es depredador: extorsión, secuestro, robos organizados, intimidación.
- Su relación con la comunidad es abiertamente conflictiva.
- Simbiótica
- Alcanzan un grado de sofisticación que les permite convivir y hasta integrarse con sectores legales.
- Establecen vínculos con actores estatales, empresarios o políticos.
- La violencia se combina con cooptación, corrupción y penetración institucional.
- Su lógica deja de ser puramente predatoria para ser de “parasitismo funcional”: el grupo criminal necesita que el Estado funcione, pero busca capturar partes de él.
Si bien estas etapas no son rígidas ni lineales, en algunos contextos conviven distintos grupos en fases diferentes. Pero como marco teórico ayuda a entender cómo una banda puede pasar de ser un grupo marginal a transformarse en un actor de peso que desafía la gobernanza estatal.