ESPECIAL. El orden del miedo: la herencia del Barrio 18

Una historia de violencia y terror

La pandilla Barrio 18, también conocida como el 18, es una de las maras más numerosas del hemisferio occidental, equiparable en muchos aspectos a su rival más conocido, la Mara Salvatrucha (MS13). Aunque la pandilla tiene células en operación desde Centroamérica hasta Canadá, se ha debilitado mucho en El Salvador después de una agresiva campaña emprendida por el gobierno de Nayib Bukele desde marzo de 2022, en el marco de la cual, las fuerzas de seguridad salvadoreñas pusieron en prisión a más de 10.000 presuntos miembros de Barrio 18. Quienes siguen en libertad pasaron a la clandestinidad o huyeron del país.

Pero con miles de integrantes dispersos por toda Centroamérica y Estados Unidos, Barrio 18 sigue siendo una amenaza criminal para la región. (InsightCrime.org)

Por Fernando Vaccotti

En estos tiempos en que Latinoamérica atraviesa un golpe frontal del crimen organizado, que disputa territorio, control y legitimidad al Estado, se ha instalado una narrativa oficial que proclama la derrota de las maras en El Salvador como ejemplo de éxito regional.

Esa afirmación, parcialmente cierta, no implica su desaparición. Por el contrario, las operaciones se transformaron, las estructuras se replegaron y adaptaron al nuevo escenario político, y el fenómeno pandillero ingresó a una fase menos visible, pero no menos peligrosa.

Como veremos, el Barrio 18 encarna esa metamorfosis de pandilla barrial a actor criminal transnacional, de estructura visible a amenaza latente.

Este texto propone recorrer su génesis, auge, declive y reconfiguración, desde la mirada de quien ha seguido su evolución como fenómeno de poder y violencia en la región.

Génesis: del asfalto de Los Ángeles al Triángulo Norte

La Mara Barrio 18 nació en el sur de California durante los años ‘50, entre jóvenes de origen mexicano y centroamericano marginados por las pandillas chicanas tradicionales. Su denominación “18th Street” surgió del distrito angelino donde operaban. 


Lo que comenzó como un grupo de autoprotección mutó en una subcultura delictiva transnacional, marcada por la estética de las letras, los tatuajes y la violencia ritualizada.
A partir de los ‘90, las deportaciones masivas desde Estados Unidos exportaron el fenómeno hacia El Salvador, Honduras y Guatemala, donde el tejido social postconflicto ofreció terreno fértil. Allí el Barrio 18 adoptó la forma de estructura criminal federada, basada en “clicas” o células semi-autónomas, cada una controlando territorio, extorsión y dominio social.

Auge y diversificación delictiva

En su fase de expansión, Barrio 18 se consolidó como un actor dominante en el mercado de la violencia: extorsión, sicariato, narcotráfico de pequeña y mediana escala, secuestros y control territorial. 
Su rivalidad con la MS-13 se convirtió en una guerra civil dentro del crimen organizado centroamericano. Ambas pandillas perfeccionaron técnicas de reclutamiento, adoctrinamiento y castigo interno con brutalidad ejemplar.


A inicios de la década de 2010, su capacidad de cooptación política y económica alcanzó niveles alarmantes. Se detectaron vínculos con redes de corrupción institucional y la instalación de una “economía del miedo” en barriadas enteras.

https://www.state.gov/translations/spanish/hoy-barrio-18-ha-sido-designado-terrorista

Auge operativo, hechos emblemáticos y proyección internacional

Durante la década de 2000 y los primeros años de 2010, Barrio 18 alcanzó su máximo poder operativo. Su estructura se consolidó en tres grandes facciones:

Barrio 18 Sureños, con presencia dominante en el oriente de El Salvador; Barrio 18 Revolucionarios, con bastiones urbanos en San Salvador, Soyapango y Mejicanos; y una tercera línea menor de escisión conocida como “Los Tiny Locos”, activa en Guatemala y Honduras.

El control territorial llegó a abarcar centenares de comunidades urbanas y rurales como colonias, mercados, estaciones de transporte y corredores logísticos. En algunas zonas del Área Metropolitana de San Salvador, la pandilla cobraba “renta” a más de 200.000 personas por semana, convirtiéndose de hecho en el principal recaudador informal del país.

Ver: https://www.elheraldo.hn/honduras/conozca-los-codigos-y-reglas-del-barrio-18-y-la-mara-salvatrucha-DBEH954755

Hechos criminales emblemáticos

Masacre de Mejicanos (2010): ataque coordinado contra dos microbuses; veinte civiles asesinados por negarse a pagar extorsión.

Atentado de Ilopango (2013): emboscada contra patrulla policial; seis agentes muertos, reivindicada por la facción Sureños.

Operación Jaque (2016): investigación que reveló inversiones de Barrio 18 en taxis, transporte colectivo, bares y talleres mecánicos.

Masacre de la Granja (2022): ajuste interno entre Revolucionarios y Sureños dentro del penal de Quezaltepeque, con doce muertos.

Estos episodios mostraron la capacidad del 18 para combinar acción violenta, control social y manejo financiero, una triada típica de organizaciones criminales complejas.

Principales cabecillas históricos

Entre los nombres más notorios figuran Carlos Ernesto Mojica Lechuga (“Viejo Lyn”), exlíder de los Sureños asesinado en 2015; Rodolfo Villalobos (“Rudy”), operador financiero en Guatemala; y José Misael Martínez (“Chory”), jefe de clicas en el occidente hondureño, hoy condenado por tráfico internacional de drogas.

En los últimos años han surgido mandos jóvenes como “El Cranky” o “Smoky”, menos visibles mediáticamente pero activos en estructuras descentralizadas de cobro y logística.

Despliegue extraterritorial

El modelo del 18 trascendió el istmo centroamericano.

México: presencia en Chiapas y Veracruz, donde pandilleros ex-sureños colaboran con intermediarios del Cártel del Golfo en traslado de migrantes y pequeñas cargas de cocaína.

Estados Unidos: células activas en Los Ángeles, Maryland, Virginia y Carolina del Norte, dedicadas a tráfico de armas y lavado mediante remesas.

España e Italia: la Policía Nacional española y los Carabinieri italianos han detenido a pandilleros vinculados a agresiones y microtráfico, confirmando la exportación del fenómeno pandillero latino.

Chile y Perú: apariciones incipientes, generalmente como subgrupos adherentes a clanes locales, con simbología y jerga propias del 18.

Alianzas internacionales y cooperación criminal

A partir de 2014 se documentaron vínculos operativos limitados con cárteles mexicanos, especialmente el de Sinaloa y, en menor medida, Los Zetas, quienes utilizaban pandilleros para resguardar casas de seguridad o actuar como fuerza de choque local.

Informes de inteligencia policial centroamericana (2018-2023) también mencionan contactos indirectos con Tren de Aragua en el corredor Panamá-Costa Rica, aunque sin estructura conjunta permanente.

La naturaleza de estas alianzas fue táctica, no orgánica ya que el 18 prestaba servicios de logística, custodia y violencia a terceros, sin ceder su identidad ni sus redes internas.

El Barrio 18 evolucionó del delito de subsistencia al negocio del poder. Dejó de vender violencia y empezó a alquilarla.”

F. Vaccotti, Bandas Criminales en Latinoamérica, Tomo I (p. 149)

Alianzas y pactos con el poder

Como analizo en mi libro “Bandas Criminales en Latinoamérica (2024, Tomo I), el punto de inflexión de las maras fue su capacidad para negociar con el Estado. 
En El Salvador, la llamada “tregua de 2012” no fue un acto de pacificación, sino una transacción política de supervivencia criminal. Barrio 18 y la MS-13 descubrieron que podían canjear homicidios por beneficios: visitas, comunicaciones, dinero y control carcelario.

“La criminalidad organizada, cuando adquiere poder social, busca pactar con el sistema que debía destruirla. En ese momento deja de ser pandilla y pasa a ser actor político irregular.” 
F. Vaccotti, Bandas Criminales en Latinoamérica, Tomo I, p. 142.


Esa mutación marca su ingreso a la tercera ola del crimen organizado transnacional como estructuras híbridas, parasitarias del Estado, que operan bajo lógicas de poder paralelo.

Declive y represión

Con la llegada del régimen de excepción en El Salvador (2022–2025), el 18 sufrió su mayor golpe histórico. Más de 80.000 presuntos pandilleros fueron detenidos. 
Los liderazgos “Revolucionarios” y “Sureños” quedaron neutralizados, y las cárceles se convirtieron en espacios de aislamiento absoluto. 

Ver : https://www.laprensagrafica.com/elsalvador/Estados-Unidos-designa-a-la-pandilla-Barrio-18-como-una-organizacion-terrorista-20250923-0039.html


El gobierno de Nayib Bukele apostó a una militarización del control interno, con consecuencias en materia de derechos humanos, pero también con un fuerte impacto disuasivo.
A nivel internacional, Estados Unidos designó al Barrio 18 como organización terrorista extranjera (FTO) en 2025, y Guatemala replicó la medida.

Actualidad y persistencia subterránea

El 18 no ha desaparecido: se ha adaptado al subsuelo. 
Sus clicas dispersas mantienen funciones locales, especialmente en corredores fronterizos y economías informales. 
En Europa, particularmente en España, se han detectado células de ex-miembros que reproducen la simbología pandillera y los códigos de violencia ritual.
Como señalo en mi obra, “las maras han mutado hacia la clandestinidad transnacional: ya no dominan el territorio, pero sí el miedo. Y el miedo sigue siendo capital político y económico.” (Vaccotti, 2024, p. 156).

Reflexión estratégica

La historia de Barrio 18 es una lección sobre la resiliencia criminal:
– Cuando el Estado se fragmenta, el crimen se organiza.
– Cuando la represión sustituye a la inteligencia, el crimen se mimetiza.
– Y cuando el poder político negocia con el delito, la sociedad pierde la frontera moral.

El caso Barrio 18 representa el laboratorio del crimen latinoamericano en una estructura que nació marginal, se volvió militar y terminó política. 
Su declive actual no garantiza su extinción; sólo inaugura un nuevo ciclo de adaptación, tal vez menos visible, pero no menos letal.

Referencias bibliográficas

Vaccotti, F. (2024). Bandas Criminales en Latinoamérica. Tomo I. Montevideo: FV Consulting / KDP Amazon.
Domínguez, J. (2012). Las maras centroamericanas: violencia, identidad y territorio. Dialnet.
Small Wars Journal (2020). Mara Salvatrucha (MS-13) and Barrio 18: Gangs, Terrorists or Political Manipulation.
El País (2025). El Barrio 18, de pandilla que negoció con Bukele a lista de organizaciones terroristas.
Swissinfo (2025). EE.UU. declara la pandilla Barrio 18 organización terrorista extranjera.
Wikipedia (2025). Mara Barrio 18.
Informe FARO (2024). El Estado Salvadoreño y sus pactos oscuros con las maras.

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Autor: Fernando Vaccotti

Former Field Security Officer OIM AMCA Venezuela. Consultor Privado en FV Consulting. Experto en Seguridad Internacional. Security Consulting Services & Solutions. Consultor Experto en Seguridad WFP (Programa Mundial de Alimentos ONU). Field Security Officer en OIM ONU -Migración. Soluciones en Seguridad Multidimensional. Pensando soluciones fuera de la caja. Out of box thinking.

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