De la insurgencia ideológica al actor híbrido transnacional
Por Fernando Vaccotti
Introducción
El Ejército de Liberación Nacional (ELN) es hoy el último gran grupo insurgente armado con capacidad real de fuego en Latinoamérica. A diferencia de las FARC -que se desmovilizaron en un proceso imperfecto y del cual aún emergen disidencias- el ELN ha demostrado una sorprendente resiliencia.
Nació como guerrilla ideológica, se transformó en fuerza militar irregular y terminó consolidándose en el siglo XXI como un actor híbrido insurgente, criminal y transnacional.
Este informe-ensayo sostiene que el ELN ya no puede ser comprendido como un movimiento revolucionario en el sentido clásico. Su existencia encarna la mutación de las guerrillas en redes criminales que, con retórica política, operan como empresas del delito organizado. El ELN es hoy una estructura financiera ilícita con fusiles, un holding armado que articula narcotráfico, minería ilegal y extorsión, protegido por Estados débiles y, en algunos casos, amparado por gobiernos que lo utilizan como carta geopolítica.

Orígenes y evolución histórica
El ELN fue fundado en 1964 en la región de Santander, inspirado por la Revolución Cubana y las teorías marxista-leninistas, así como por la influencia de la teología de la liberación. Su primer líder fue Fabio Vásquez Castaño, y en su génesis contó con la participación simbólica del sacerdote Camilo Torres Restrepo, cuya muerte temprana lo convirtió en un mártir para el movimiento.
Durante los años ´70 y ´80, el ELN se mantuvo en un estado de repliegue, golpeado por la acción militar del Estado colombiano y con serias divisiones internas. Sin embargo, su gran transformación llegó en los años ´90, cuando supo replegarse hacia regiones estratégicas ricas en petróleo y minerales, especialmente Arauca. Allí perfeccionó la práctica del secuestro como método de financiamiento y desarrolló la llamada «retención económica«, que le dio una reputación temida en Colombia y en el exterior.
A diferencia de las FARC, que buscaban conformar un ejército de masas, el ELN mantuvo una lógica de federación de frentes, más descentralizada y con un fuerte sello ideológico. Esa misma dispersión lo salvó de la aniquilación en varias ocasiones. Con el cambio de siglo, y mientras las FARC eran arrasadas por el Plan Colombia y las operaciones militares conjuntas con EE. UU., el ELN optó por un camino más pragmático y criminal: se insertó en el negocio del narcotráfico, expandió el control sobre la minería ilegal y se convirtió en un actor clave en la frontera colombo-venezolana, donde encontró un refugio seguro.
Alianzas históricas y actuales
| Tipo de alianza | Ejemplos históricos | Situación actual / vigencia parcial |
|---|---|---|
| Con otras guerrillas insurgentes | FARC, M-19, EPL, pactos locales | No alianzas permanentes: más bien competencia o enfrentamientos con disidencias de la FARC |
| Redes criminales / narcotráfico | colaboración con mafias locales, rutas de drogas | Alianzas funcionales con carteles mexicanos (Sinaloa), redes de tránsito |
| Contrabando y comercio ilícito local | con mafias fronterizas | persisten en zonas fronterizas con Venezuela |
| Protección estatal / tolerancia estatal | en Venezuela, en zonas locales | santuario en territorio venezolano con tolerancia sectorial |
| Mediación diplomática / países garantes | Cuba, negociaciones internacionales | Cuba sigue siendo garante / sede de mesas de negociación |
| Enfoque ideológico / simbólico global | discursos bolivarianos, movimientos de izquierda latinoamericanos | presencia en propaganda digital pro-Kremlin; alianzas discursivas internacionales |
Estructura y capacidad actual
El ELN mantiene una estructura federada en la que cada frente de guerra goza de un alto nivel de autonomía, lo que le otorga resiliencia ante ofensivas estatales.
– Comando Central (COCE): integrado por cinco miembros, dirige la estrategia política y militar.
– Frentes de guerra: Oriental, Nororiental, Occidental, Noroccidental y Urbano. Cada uno controla territorios clave.
– Combatientes: estimaciones varían entre 3.000 y 5.000 efectivos armados, más una red de apoyo de miles de milicianos urbanos y rurales.
– Presencia territorial: Arauca, Norte de Santander, Chocó, Nariño, Catatumbo. Su bastión estratégico se ubica en la frontera colombo-venezolana, con libertad de movimiento en Apure y Zulia.

Este diseño descentralizado ha hecho del ELN una organización más difícil de desarticular que las FARC, pues no depende de una estructura piramidal única.
Finanzas ilícitas y criminalidad
El ELN funciona como holding criminal. Sus fuentes de ingresos principales son:
– Narcotráfico: cobran ‘gramaje’ (impuesto) a cultivadores, procesadores y traficantes; controlan laboratorios en frontera; manejan rutas hacia Venezuela, Brasil y el Pacífico.
– Minería ilegal: explotan oro, coltán y carbón en zonas como Chocó y el Orinoco venezolano. Esto les otorga liquidez y capacidad de lavado.
– Extorsión y secuestro: aunque ha disminuido respecto a los años ‘ 90, aún utilizan la ‘retención económica’ como herramienta de presión.
– Contrabando y control de rentas locales: gasolina venezolana, armas, alimentos y hasta servicios básicos en zonas bajo dominio.
Se calcula que sus ingresos anuales superan los 100 millones de dólares, cifra que lo ubica como un actor criminal transnacional.
Dimensión regional y geopolítica

El ELN dejó de ser un fenómeno exclusivamente colombiano.
– Venezuela: su santuario estratégico. Allí tienen campamentos, corredores logísticos y negocios compartidos con estructuras locales, muchas veces con tolerancia estatal.
– Cuba: ha servido de plataforma diplomática en los diálogos de paz, otorgando legitimidad política internacional.
– México y carteles: relaciones fluidas con organizaciones que buscan cocaína en Colombia y facilitan rutas hacia EE. UU.
– Conexiones internacionales: reportes de inteligencia han señalado contactos indirectos con Hezbollah y redes asociadas a Irán, particularmente en contrabando de oro y lavado financiero.
– Impacto fronterizo: incursiones en Ecuador, Brasil y Panamá, expandiendo su influencia como red transnacional armada.
El ELN se proyecta hoy como un actor geopolítico irregular, cuya existencia trasciende a Colombia y forma parte de la tercera ola del crimen organizado transnacional, en donde ideología, economía ilícita y refugio estatal se combinan en una amenaza regional.
Negociaciones de paz y dilemas estratégicos
El ELN ha estado involucrado en múltiples intentos de negociación con el Estado colombiano, todos con desenlaces fallidos. Desde las conversaciones en Caracas y Tlaxcala en los años ´90, pasando por la mesa de Quito en 2017 y los diálogos de La Habana, el grupo ha demostrado una estrategia dual: negociar mientras fortalece sus estructuras armadas y criminales.
Durante el gobierno de Gustavo Petro (2022–2026), el ELN fue reconocido nuevamente como interlocutor político. Sin embargo, la fragmentación interna de la guerrilla -con frentes que actúan de forma autónoma y sin obedecer plenamente al COCE- ha debilitado la viabilidad de un acuerdo integral. Algunos frentes han continuado los secuestros y el narcotráfico aún en medio de ceses al fuego parciales.
El dilema central es claro, ¿se negocia con un actor insurgente con objetivos políticos o con una red narcoterrorista transnacional? El riesgo para el Estado es que la negociación legitime a una estructura que ya opera más como holding criminal que como movimiento revolucionario.
Perspectiva criminológica y teórica
El análisis del ELN debe hacerse no solo desde la política o la seguridad, sino desde las teorías criminológicas-sociológicas aplicadas al crimen organizado transnacional.
Tres etapas del crimen organizado. El ELN ha transitado por las tres fases, del bandolerismo insurgente, al control territorial con economía ilícita, hasta convertirse en un actor híbrido con conexiones internacionales.
Teorema de Lessing. El ELN se sostiene gracias a la simbiosis entre Estados débiles y redes criminales que coexisten y se necesitan mutuamente. En Colombia aprovecha la debilidad estatal en zonas periféricas; en Venezuela, opera bajo tolerancia o complicidad de autoridades.
Tercera ola del crimen organizado transnacional (Douglas Farah). El ELN es un caso paradigmático: combina ideología política, capacidad militar, economías ilícitas transnacionales y refugio estatal. Se ha convertido en un nodo de la convergencia entre insurgencia armada, narcotráfico y geopolítica irregular en América Latina.
Conclusiones
El Ejército de Liberación Nacional (ELN) es hoy mucho más que una guerrilla. Es un actor híbrido que combina insurgencia armada, retórica ideológica y estructuras criminales transnacionales. Su permanencia durante seis décadas refleja no solo su capacidad de adaptación, sino también la fragilidad del Estado colombiano y las complicidades regionales que le han permitido sobrevivir.
El ELN ya no debe ser comprendido como un movimiento revolucionario clásico. Se ha transformado en un holding criminal armado que maneja economías ilícitas, controla territorios estratégicos y se inserta en dinámicas geopolíticas que trascienden a Colombia. La frontera con Venezuela, su rol en el narcotráfico continental y las conexiones internacionales lo convierten en una amenaza regional con proyección global.
Actualmente, además, busca reconocimiento internacional como actor político, aspiración que choca con su naturaleza criminal y que plantea un dilema estratégico para Colombia y la región.
En el marco de la tercera ola del crimen organizado transnacional, el ELN representa la convergencia de insurgencia, economía ilícita y refugio estatal. Su desenlace marcará el futuro de la seguridad en América Latina y será un test decisivo para la capacidad de los Estados de enfrentar al crimen organizado como fenómeno político, económico y militar.
Referencias
– Vaccotti, Fernando. *Bandas Criminales en Latinoamérica. Tomo I.*
– Vaccotti, Fernando. Blog VaccottiFer.com (artículos sobre crimen organizado y seguridad regional).
– InsightCrime. Reportes sobre ELN y economías ilícitas en Colombia y Venezuela (2024–2025).
– Indepaz. Mapas e informes de presencia armada en Colombia.
– UNODC. Informes globales sobre drogas y criminalidad en América Latina (2024–2025).
– GAFILAT. Reportes sobre financiamiento ilícito y terrorismo (2024–2025).
– Human Rights Watch. Informes sobre abusos atribuidos al ELN.
– Ministerio de Defensa de Colombia. Estadísticas y comunicados sobre operaciones contra el ELN.
– Prensa internacional (BBC, El País, Infobae, Semana) con reportajes recientes sobre el ELN.