Hezbollah bajo el ala de Caracas: el reacomodo del eje Irán-Venezuela en tiempos de posguerra

Por Fernando Vaccotti

Cómo la red del Hezbollah encontró refugio estratégico en Latinoamérica tras la guerra con Israel

Un nuevo tablero geopolítico

La guerra reciente entre Israel y Hezbollah reconfiguró el mapa de seguridad del Medio Oriente y proyectó sus sombras sobre el continente americano. Mientras el frente militar se concentraba en el norte de Israel y el sur del Líbano, un movimiento silencioso comenzó a registrarse en el hemisferio occidental: la relocalización y encubrimiento de miembros del Hezbollah en países latinoamericanos, con especial énfasis en Venezuela.

Este fenómeno, advertido por agencias de inteligencia y centros de análisis como RAND Corporation y el Atlantic Council, marca la evolución del eje Teherán-Caracas-Beirut, que durante dos décadas combinó asistencia económica, acuerdos secretos y redes ilícitas.

Ahora, tras la devastación de la guerra, ese eje muta en un escudo de supervivencia y expansión.

De las montañas del Líbano a las selvas del Orinoco

La derrota parcial sufrida por Hezbollah frente a la ofensiva israelí de 2024 y el bloqueo aéreo impuesto por Tel Aviv aceleraron un flujo discreto pero sostenido de operadores, técnicos, y cuadros medios del grupo hacia territorios considerados “seguros” en el exterior.

Entre ellos, Venezuela, Nicaragua y Bolivia destacan como puntos de acogida.

Fuentes regionales y documentos de inteligencia abierta (OSINT) mencionan vuelos mixtos Irán-Caracas, operados bajo convenios “humanitarios” o “técnicos”, que en realidad habrían trasladado personal vinculado a la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC) y a Hezbollah.

Esta práctica recuerda los antiguos “ghost flights” denunciados por la prensa internacional en los años 2010–2013: conexiones aéreas sin registro aduanero entre Damasco, Teherán y Maiquetía, en las que se transportaban piezas electrónicas, oro, armamento y pasaportes.

Caracas como santuario político y logístico

Bajo la administración de Nicolás Maduro, Venezuela ha consolidado una relación estratégica con Irán que trasciende lo comercial.

De estos nexos, varios terroristas libaneses han sido eliminados.

Hezbollah actúa como puente operativo, aprovechando el territorio venezolano para el lavado de dinero proveniente del narcotráfico, el entrenamiento de células de inteligencia y seguridad, y la movilización de cuadros desplazados tras la guerra.

El informe “Hezbollah’s Networks in Latin America: Implications for U.S. Policy” (RAND, 2025) subraya que la convergencia entre organizaciones criminales latinoamericanas y estructuras de Hezbollah “se ha profundizado al amparo de regímenes aliados de Irán, especialmente Venezuela”.

El texto advierte que el grupo libanés opera hoy con lógica de holding criminal, mezclando religión, política y finanzas ilícitas.

Estados Unidos: del monitoreo al dilema estratégico

Washington observa este proceso con creciente alarma.

En agosto de 2024, la RAND Corporation recomendó considerar a Venezuela como “Estado patrocinador del terrorismo”, debido a la colaboración activa con Irán y la permisividad hacia Hezbollah.

El Departamento de Estado no ha adoptado aún la medida formalmente, pero ha intensificado la vigilancia militar en el Caribe, donde se registraron incidentes recientes entre cazas venezolanos F-16 y unidades navales estadounidenses.

Para la administración norteamericana, la expansión del Hezbollah en el hemisferio representa una amenaza directa a la seguridad nacional y una nueva forma de guerra híbrida, donde crimen y terrorismo se funden bajo la protección de regímenes autoritarios.

Desplazamiento encubierto y camuflaje social

A diferencia de los años ´80 y ´90, cuando Hezbollah mantenía presencia visible en la Triple Frontera (Paraguay-Brasil-Argentina), el patrón actual es más discreto y sofisticado.

Las células desplazadas tras la guerra con Israel no buscan crear enclaves, sino insertarse en redes ya existentes de contrabando, minería ilegal y lavado financiero.

En Venezuela, el Arco Minero del Orinoco, el estado Bolívar y la frontera con Colombia se han convertido en espacios de convergencia entre crimen organizado, guerrillas y operadores externos.

En Nicaragua, el uso de sociedades pantalla y fundaciones culturales permite camuflar inversiones y movimientos de capital.

Y en Bolivia, según fuentes de seguridad, se habrían registrado intercambios logísticos vinculados a empresas con participación iraní.

El desplazamiento tiene además una dimensión humanitaria y simbólica: muchos militantes o familiares de Hezbollah huyeron del Líbano con documentación civil, presentándose como refugiados o técnicos especializados, aprovechando los convenios bilaterales de cooperación.

El interés de Irán y el beneficio para Caracas

Para Irán, Latinoamérica es un teatro secundario de contención y proyección.

Mantener operativos a miembros de Hezbollah en la región permite sostener capacidad de respuesta, inteligencia y presión política contra Estados Unidos e Israel sin confrontación directa.

Para Venezuela, en tanto, esta alianza le ofrece tecnología, respaldo militar y legitimación internacional dentro del bloque anti-occidental, donde también participan Rusia y China.

A cambio, Caracas brinda cobertura diplomática, documentación y acceso a rutas del narcotráfico y del oro, que financian tanto al régimen como a las redes extrarregionales.

Escenarios posibles

Designación formal de Venezuela como Estado patrocinador del terrorismo, lo que abriría una nueva fase de sanciones y aislamiento. Expansión de la guerra híbrida, con ataques cibernéticos, campañas de desinformación y operaciones encubiertas. Reacción israelí indirecta, a través de operaciones de inteligencia para rastrear y neutralizar a cuadros desplazados del Hezbollah en territorio latinoamericano. Mayor militarización estadounidense en el Caribe y la región amazónica.

Cada escenario aumenta el riesgo de que Latinoamérica, lejos de ser refugio, se convierta en teatro secundario de un conflicto global.

Reflexión final

Hezbollah ya no es sólo una organización libanesa ni un brazo armado de Irán, es un actor transnacional con adaptabilidad criminal y cobertura política, que ha sabido aprovechar la fractura institucional de algunos países latinoamericanos para convertirlos en refugios operativos.

La posguerra en Medio Oriente podría, paradójicamente, abrir un nuevo frente silencioso en el hemisferio occidental.

Caracas emerge así no sólo como aliado ideológico de Teherán, sino como punto nodal en el mapa global del poder irregular: donde convergen petróleo, oro, cocaína y religión.

Y donde los ecos de una guerra lejana comienzan a resonar peligrosamente cerca.

Fuentes consultadas

RAND Corporation (2025): Hezbollah’s Networks in Latin America: Implications for U.S. Policy. Atlantic Council (2024): The Maduro-Hezbollah Nexus. AP News, Venezuela denounces alleged “extremist” plan to attack US Embassy (oct. 2025). Business Insider, Venezuela planes buzz US warship in Caribbean standoff (sept. 2025). Congressional Research Service, Venezuela: Background and U.S. Relations (2025). OSINT sources y reportes académicos sobre Hezbollah y crimen organizado en Latinoamérica.

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Autor: Fernando Vaccotti

Former Field Security Officer OIM AMCA Venezuela. Consultor Privado en FV Consulting. Experto en Seguridad Internacional. Security Consulting Services & Solutions. Consultor Experto en Seguridad WFP (Programa Mundial de Alimentos ONU). Field Security Officer en OIM ONU -Migración. Soluciones en Seguridad Multidimensional. Pensando soluciones fuera de la caja. Out of box thinking.

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