En momentos en que se acaba de conocer la ejecución de tres infantes de Marina, en el Cerro de Montevideo, utilizando tácticas, técnicas y procedimientos de las bandas criminales más crueles, es importante tener en cuenta a los peligros que estamos expuestos.
La nueva realidad que enfrenta la sociedad en materia de confinamiento, distanciamiento social y medidas de seguridad personal de todo tipo, ha hecho que el ciudadano común permanezca más tiempo dentro de sus residencias. Mientras tanto en el mundo paralelo del mal, la delincuencia continua su tarea diariamente y debido a la vertiginosidad y carga de información de la pandemia parece que el tema de la seguridad ciudadana y la seguridad pública pasaron a un segundo plano.
Pero realmente, la sociedad está a salvo de las bandas criminales que operan en nuestro país? Cómo está funcionando el tema de Inteligencia ? la capacidad de anticiparse a los fenómenos que representen posibles riesgos y amenazas es un debe de nuestro sistema de gobierno desde hace ya más de veinte años.
Pareciera ser que en estos momento en Uruguay se aprobará una Ley de Urgente Consideración que ayudará a la coalición de gobierno a poder aplicar cambios al sistema penal , a la actuación policial, regulará el porte de armas y establecerá temas básicos como el actuar en defensa propia o de terceros. También hay un capítulo reservado para la Inteligencia Estratégica. En todo caso habrá que esperar resultados para juzgar el desarrollo de nuevas políticas de seguridad y retomar el control de un país en que las calles estaban dominadas por la delincuencia y de paso devolverle la tranquilidad a la población.
Mientras tanto, dejamos una semblanza de una de las bandas criminales más famosas de la región y del continente, de la cual mucho delicuente criollo ha querido copiar el «modelo de negocios».
MS13
La Mara Salvatrucha, o MS13, es tal vez la pandilla callejera más conocida en el hemisferio occidental. Aunque tiene sus orígenes en la década de los ochenta en los barrios pobres de refugiados de Los Ángeles, el alcance de la pandilla ahora se extiende desde países centroamericanos como El Salvador y a través de México, Estados Unidos y Canadá. Roban, extorsionan, intimidan en los barrios y han incursionado gradualmente en crímenes trasnacionales como el tráfico de personas y el narcotráfico. Sus actividades han ayudado a hacer del Triángulo del Norte –Guatemala, El Salvador y Honduras– el lugar más violento en el mundo que no está en guerra. En octubre de 2012, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos calificó al grupo como una “organización criminal trasnacional”, la primera designación para una pandilla callejera de Estados Unidos.
Orígenes
La MS13 fue fundada en los barrios de Los Ángeles en los años ochenta. Como resultado de las guerras civiles en El Salvador, Guatemala, y Nicaragua cuando los refugiados se movieron masivamente hacia el norte. Muchos de ellos terminaron en Los Ángeles, viviendo en su mayoría en los barrios mexicanos del este de Los Ángeles. Mientras las pandillas mexicanas reinaban en el bajo mundo local, los inmigrantes endurecidos por la guerra fácilmente se organizaron en grupos rivales. El más fuerte de ellos se llamó la Mara Salvatrucha.
La pandilla inicialmente estuvo compuesta por refugiados de El Salvador en el barrio Pico Unión, que es de donde proviene el nombre: “mara” es un término centroamericano para pandilla; “salva” se refiere a El Salvador; “trucha” es un término del argot para “inteligente” o “agudo”. No obstante, con la concentración de hispanoparlantes en Los Ángeles, la pandilla se expandió a otras nacionalidades y luego a otras ciudades.
Los rivales de la pandilla tomaron nota. Una, conocida como la Mafia Mexicana, o “la M”, una de las más legendarias pandillas de California, decidieron incorporar a la MS a su alianza regional latina de pandillas.
Llamados los “Sureños,” la alianza incluyó a varias pandillas prominentes y se desplegó en gran parte del suroeste de los Estados Unidos y México. Proporcionó más protección a la MS en los barrios y en prisión. A cambio, la MS suministró sicarios y añadió a su nombre el número 13, la posición que ocupa la M en el alfabeto. De este modo, la MS se convirtió en MS13.
A finales de los años noventa, Estados Unidos trató de hacer frente a lo que estaban empezando a reconocer como una amenaza criminal significativa. En parte como una manera para lidiar con la MS13, y en parte como producto de la dura presión migratoria hacia el final de la presidencia de Bill Clinton, el gobierno comenzó un programa de deportación para residentes nacidos en el extranjero condenados por una amplia gama de delitos. Esta política de deportación a su vez incrementó enormemente el número de miembros de la pandilla enviados a El Salvador, Honduras, Guatemala, y otros países. Según una estimación, 20.000 criminales regresaron a Centroamérica entre 2000 y 2004.
Los gobiernos centroamericanos no fueron capaces de lidiar con la influencia criminal, ni tampoco fueron debidamente advertidos por las autoridades estadounidenses. Los convictos, que a menudo sólo tenían la más escasa conexión con sus países de origen, tuvieron pocas posibilidades de integrarse en la sociedad legítima. A menudo ellos retornaron a lo que conocían mejor: la vida pandillera.
De este modo, la decisión de utilizar la política migratoria como una herramienta contra las pandillas generó el violento crecimiento de la pandilla en el Triángulo del Norte: El Salvador, Guatemala, y Honduras.
La proliferación de las pandillas ha acompañado el aumento en las tasas de homicidios. El área tiene la tasa de homicidios más alta del mundo, en una región que no está en guerra.
De estas pandillas, la MS13 es la más grande de la región. La migración centroamericana hacia otras partes de Estados Unidos, como el área de Nueva York y Washington D.C., contribuyó a fomentar la difusión de la MS13 en Estados Unidos también. Los vínculos de la MS13 con el tráfico ilegal de personas desde Centroamérica, ha contribuido a fortalecer el lugar de la pandilla en el atestado panorama criminal de México, especialmente en la región fronteriza del sur.
Modus operandi
Sobre el papel, la MS13 tiene una jerarquía, un lenguaje, y un código de conducta. En la realidad, la pandilla está poco organizada, con células en toda Centroamérica, México y los Estados Unidos, pero sin un solo líder reconocido. Los líderes son conocidos como “palabreros”. Estos líderes controlan lo que se conoce como las “clicas”, las células que operan en territorios específicos.
Estas clicas tienen sus propios líderes y jerarquías. La mayoría de las clicas tienen la “primera palabra” y “segunda palabra,” en referencia al primero y segundo al mando. Algunas clicas son trasnacionales; algunas luchan con otras y tienen reputaciones más violentas. Algunas clicas controlan clicas más pequeñas en una región determinada. También tienen tesoreros y otras posiciones pequeñas de funcionarios.
Las principales actividades de la MS13 varían mucho de una región a otra. En Centroamérica, donde el alcance y el tamaño de la pandilla (en relación a las proporciones generales) es más grande, las operaciones de la MS13 son más diversificadas. Esto incluye la extorsión, el secuestro, y el control del mercado ilegal de drogas en el barrio. Sus delitos, como la extorsión a compañías de autobuses, son posiblemente más perjudiciales diariamente para más personas, que cualquier otra actividad criminal en la región. En los Estados Unidos, por el contrario, la pandilla opera más como una pandilla callejera estadounidense, con un énfasis en las ventas locales de droga y la “protección” del territorio urbano.
La MS13 también mantiene su relación con la “M”. La MS13 ha designado algunos intermediarios para pasar un tributo a la pandilla en Los Ángeles. Algunos establecen que las dos organizaciones han formado un triángulo internacional de poder de personas que pasan del área de Los Ángeles a El Salvador y de vuelta a través del corredor entre Washington D.C. y Virginia.
Con sus raíces históricas en Centroamérica y las ciudades de los Estados Unidos, gran parte del reciente crecimiento de la MS13 se ha concentrado en México. La pandilla es más fuerte en la región fronteriza con Guatemala, especialmente en el estado de Chiapas. Atraídos por las decenas de miles de migrantes centroamericanos que buscan un corredor ilegal a través de México hacia los Estados Unidos, la MS13 se ha convertido en uno de los jugadores más importantes en la floreciente industria del tráfico de personas en la nación.
Gracias en gran parte a su territorio compartido, la MS13 también ha comenzado a forjar relaciones con algunas redes trasnacionales de tráfico de drogas. En Centroamérica, la MS13 provee mano de obra crucial para las organizaciones extranjeras, ayudando a grupos como los Zetas y el Cartel de Sinaloa a vender drogas en el mercado local, intimidar rivales y llevar a cabo ejecuciones. El papel del grupo en el narcotráfico al sur de México les ha permitido también forjar relaciones comerciales con algunos de los grupos criminales más grandes, como los Zetas, que han incursionado en este campo.
Sin lugar a duda, los líderes de la MS13 pueden controlar las acciones de estas clicas desde lejos. Esta estructura fluida y difusa hace que la pandilla sea resistente a cualquier intento del gobierno de tomar medidas duras contra él. Si es arrestada la “primera palabra”, la “segunda” rápidamente asume el control. Tal vez el ejemplo más obvio sea la ya mencionada política de deportaciones de extranjeros condenados por delitos en Estados Unidos. No obstante, los gobiernos centroamericanos también han contribuido: las políticas de “mano dura”, que encarcelaron a jóvenes sobre la base de la apariencia y la asociación así como por las actividades criminales, se convirtió en la norma a comienzos de siglo. Como resultado, El Salvador, Honduras, y Guatemala vieron a la población carcelaria desbordarse con miembros de la MS13 y otras pandillas.
Debido a que los frágiles sistemas carcelarios en cada uno de esos países no estaban preparados para la repentina afluencia de miles de miembros de pandillas organizados y violentos, la violencia aumento considerablemente al interior de las cárceles.
Como respuesta, las autoridades separaron a las pandillas, pero esto les abrió un espacio para organizarse. En prisión, por ejemplo, se les da una libertad y una seguridad que ya no es posible tener por fuera. Frecuentemente tienen acceso a teléfonos celulares, computadores y televisión. Como resultado, las filiales de la MS13 en Centroamérica han podido reconstruir sus estructuras organizativas desde el interior de las cárceles, así como expandir su capacidad de llevar a cabo delitos como secuestros, robo de autos, esquemas de extorsión, y otras actividades criminales.
La pandilla se encuentra actualmente en su segunda o tercera generación, y el ciclo parece difícil de romper. Los jóvenes entran a la pandilla debido a que a menudo la ven como su único camino a través de la creciente violencia que los rodea. La entrada es a menudo igualmente violenta, incluyendo una fuerte golpiza de 13 segundos que muchas veces puede terminar en tragedia, incluso antes de que su carrera como pandillero comience. Los miembros antiguos buscando escaparse encuentran reglas internas que podrían haber creado para prevenir la separación de muchos de ellos. Algunas clicas, por ejemplo, penalizan la deserción matando a la persona. Incluso si pueden escapar de su membresía, sus tatuajes a menudo los marcan de por vida.
En marzo de 2012, los líderes de la MS13 y sus rivales del Barrio 18 acordaron una tregua nacional negociada a través de grupos de la comunidad y la iglesia, y facilitada por el gobierno. El aparente cese al fuego fue seguido por una gran caída en la tasa de homicidios de El Salvador, la cual muchos esperaron que marcaría un mayor cambio en la seguridad ciudadana en el país.
La MS13 tiene entre 50.000 y 70.000 miembros, los cuales se concentran sobre todo en las áreas urbanas de Centroamérica o en lugares por fuera de la región.
Fuentes varias.
Un pensamiento