Seguridad, inteligencia y el nuevo umbral de riesgo en Venezuela
Por Fernando Vaccotti
La no presencia de María Corina Machado en Oslo, en el marco de un evento de altísima visibilidad internacional, no puede ni debe interpretarse como un asunto protocolar, de agenda o de conveniencia política. En contextos de confrontación asimétrica, regímenes en crisis y liderazgos opositores que han alcanzado proyección global, las ausencias dicen tanto – o más -que las presencias.
Estamos ante una decisión de seguridad, no ante una señal de debilidad.
De líder opositora a objetivo estratégico
María Corina Machado ha dejado de ser únicamente una referente opositora interna. Hoy es, simultáneamente:
- un símbolo internacional,
- un factor de deslegitimación política del régimen,
- y un punto de convergencia de presión diplomática, mediática y moral contra Caracas.
Cuando una figura política cruza ese umbral, deja de ser tratada como adversaria política y pasa a ser considerada un objetivo estratégico. Este punto es clave para comprender lo ocurrido.
La historia reciente demuestra que los regímenes autoritarios, cuando entran en fase de declive, no reducen su aparato coercitivo: lo expanden, especialmente en el terreno de la inteligencia, la contrainteligencia y las acciones encubiertas.
Amenaza creíble y lógica de prevención
No es necesario que exista un atentado consumado o un intento fallido para hablar de amenaza creíble. En el mundo de la seguridad, basta con que confluyan determinados indicadores:
- exposición de itinerarios,
- riesgos durante traslados internacionales,
- filtraciones logísticas,
- o advertencias provenientes de circuitos de inteligencia confiables.
En esos escenarios, la decisión de no viajar no solo es razonable: es obligatoria.
Quien analice este episodio desde la superficie comete un error clásico. En inteligencia, la prevención es éxito, no ausencia de acción.
El rol de los servicios cubanos y el sostén del régimen
No puede analizarse la seguridad del régimen venezolano sin mencionar el eje estructural Caracas – La Habana. Los servicios de inteligencia cubanos han sido, desde hace años, el verdadero cerebro operativo del sistema de control, protección y supervivencia del chavismo.
Su experiencia en:
- vigilancia,
- infiltración,
- contrainteligencia,
- y neutralización de opositores, forma parte de una doctrina probada, no de una hipótesis teórica.
A ello se suma la existencia de redes de apoyo indirecto, cobertura diplomática y permisividad regional que permiten extender capacidades más allá de las fronteras venezolanas. No se trata de señalar aliados de manera explícita, sino de comprender cómo funciona un ecosistema de sostén autoritario.
El discurso en Oslo y la preservación del liderazgo
La presencia de una vocera tan especial y calificada como lo es su hija Ana Corina Sosa, quién lejos de debilitar el mensaje, lo potenció en todo sentido, con presencia impecable, un comando del idioma Inglés perfecto y un manejo estudiado de lo que debía hacer en el contexto actual, dejan en claro que no hubo improvisación. Desde el punto de vista estratégico entonces :
- se mantiene la agenda internacional,
- se garantiza continuidad discursiva,
- se evita el personalismo extremo,
- y, fundamentalmente, se protege a la líder.
El movimiento no se detiene. Se adapta.
Este es un indicador de madurez política y de comprensión del momento histórico que atraviesa Venezuela.
Reflexión final
Las dictaduras no caen cuando parecen fuertes; caen cuando empiezan a mostrar miedo. Y el miedo, en estos sistemas, se traduce en mayor intimidación, mayor vigilancia y mayor agresividad potencial.
La ausencia de María Corina Machado en Oslo no debe leerse como una señal de retroceso, sino como un síntoma inequívoco de que el régimen la percibe como lo que hoy es: una amenaza real para su supervivencia.