Al igual que otros países de la región y el mundo, Colombia se ha focalizado en la atención y respuesta a la pandemia del COVID-19 y sus efectos. Sin embargo, los problemas asociados a la seguridad o mejor dicho generadores de inseguridad se mantienen y en algunos países de la región han aumentado en sus diferentes formas. En Colombia, el cese del acuerdo de paz, la presión que ejerce la influencia venezolana y los intereses de los grupos armados ilegales, continúan amenazando la sociedad e impactando las operaciones humanitarias. Este análisis de Carol Torres nos deja ver esta realidad.
Aunque la atención en Colombia se centra actualmente en la emergencia COVID-19 y el país está en plena cuarentena, otra pandemia que afecta a las organizaciones humanitarias es la continuación de las emergencias humanitarias en un contexto que genera desafíos adicionales en seguridad.
Desde que comenzó la emergencia sanitaria, que llevó al Gobierno a anunciar un encierro y aislamiento obligatorios, según el último informe de la Oficina de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas -OCHA- se han registrado más de una docena (12) emergencias humanitarias relacionadas con acciones principalmente en el marco del conflicto armado y dos (2) relacionadas con desastres naturales. En el tiempo transcurrido desde la aparición del virus en el país, se han producido más emergencias humanitarias que las registradas de enero a febrero de 2020, y todas ellas han sido atendidas tanto por organismos de las Naciones Unidas como por otras organizaciones humanitarias en un contexto en el que no sólo hay una exposición al virus, sino también varias amenazas a la seguridad que han aparecido como resultado de la COVID-19 junto con las amenazas tradicionales relacionadas con el conflicto armado en Colombia
Por Carol Torres Tovar.
