Las guerrillas colombo-venezolanas: la migración de la guerra de Colombia hacia Venezuela.

MAPA DE APURE e información

Por Fernando Vaccotti

Algunos datos de organizaciones humanitarias sobre el conflicto armado en Apure en marzo de 2021.

El conflicto armado colombiano cruzó la frontera y se instaló en Venezuela. Esta radiografía de lo que está ocurriendo en Apure muestra el origen de la disputa entre las FANB, las FARC-EP (o segunda Marquetalia) y las disidencias de las FARC, e intenta explicar cómo pasaron de aliados a enemigos. El tráfico de drogas, el control territorial y las afinidades políticas-ideológicas son la esencia de la disputa

La «invasión» del territorio venezolano, acompañada de un conflicto armado ya estaba ocurriendo. Pero no fue desatada precisamente por la llegada de los marines estadounidenses. Los primeros combates con características bélicas que se registran en años en Venezuela se dieron en el estado Apure. Los involucrados: la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y una facción de la exguerrilla de la Fuerza Armada Revolucionaria de Colombia (FARC), conocida como Disidencias de las FARC. 

El conflicto, que podría tener consecuencias en toda la región, inició el pasado domingo 21 de marzo con el ataque por parte de las fuerzas de seguridad venezolanas a un supuesto campamento del Frente 10 de las Disidencias de las FARC –un grupo que nunca se sumó al acuerdo de paz promovido por el expresidente Juan Manuel Santos de Colombia en 2016– en la población de La Victoria, municipio Páez del estado Apure. 

La acción de la FANB implicó la movilización de distintos componentes militares y una logística de grandes proporciones, como se observa en algunos videos que circularon en las redes sociales y como han denunciado pobladores de La Victoria. El contingente militar fue reforzado por funcionarios de la Fuerza de Acciones Especiales (FAES, hoy disuelta) de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), un grupo señalado de cometer miles de ejecuciones extrajudiciales y múltiples violaciones a los derechos humanos. No se descarta la posibilidad de que haya habido bombardeos contra supuestos campamentos del grupo criminal. 

Pero el grupo armado no demoró en responder y el martes, 23 de marzo de 2021, los miembros de las Disidencias de las FARC atacaron unidades de la FANB en Venezuela y sedes de instituciones del Estado venezolano. 

Las acciones estuvieron marcadas por la ausencia de información oficial y las dificultades de movilidad y comunicación. Sin embargo, esto no ha impedido conocer que más de 3.000 venezolanos han sido desplazados y cruzaron la frontera hacia Colombia para huir de los combates, que hay bajas del lado de los militares venezolanos y que los pobladores de La Victoria han sido víctimas de excesos y abusos por parte de la FANB.

También hay ya algunas pistas sobre la verdadera razón detrás de estos enfrentamientos, que involucraría a la facción más nueva de la desaparecida guerrilla de las FARC, conocida como FARC Segunda Marquetalia y liderada por alias Iván Márquez. La motivación de los ataques sería política e ideológica, y no la urgencia por recuperar los espacios de territorio venezolano controlados por el crimen organizado. 

El parte de los enfrentamientos del 2021

Bajas de las FANB. Al menos dos militares venezolanos han muerto en los combates que se iniciaron el domingo 21 de marzo, según un comunicado de prensa publicado por el Ministerio de la Defensa de Venezuela. También circularon algunos partes militares que registran varios funcionarios de la FANB heridos en el primer enfrentamiento.

Los heridos. Según un reporte de El Pitazo el número de heridos  era de 18 personas hasta el lunes 22 de marzo. Destaca que muchas de las víctimas, especialmente militares, resultaron lesionadas por minas antipersonales enterradas en el campo por la guerrilla. 

Bajas de las disidencias de las FARC. En el mismo comunicado de MinDefensa se reportó que había sido “neutralizado” un supuesto guerrillero identificado con el alias de “Nando”. Aunque este nombre no figura en la lista de líderes de ninguno de los frentes del grupo criminal que operan en Colombia y Venezuela, se trataría del hermano de alias “Ferley”, jefe financiero del Frente Décimo (una facción de las disidencias) y quien sería uno de los objetivos de la FANB. Sin embargo, en un comunicado los guerrilleros aseguraron que no hay bajas por parte de su grupo. 

Desplazados. Se calcula que unos 3.000 venezolanos habitantes de las población de La Victoria y sus adyacencias han cruzado el río Arauca huyendo de los combates entre las FANB y las disidencias de las FARC.

  1. Apure y las tres guerrillas. Apure es un estado fronterizo con Colombia, específicamente con el departamento de Arauca. Está ubicado a 433 kilómetros de Caracas. En Apure operan tres grupos guerrilleros, dos colombianos y uno venezolano: Disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Ex-FARC), Ejército de Liberación Nacional (ELN) y Fuerza Bolivariana de Liberación o boliches (FBL), que es la guerrilla venezolana.
  2. Municipios controlados por la guerrilla. Apure tiene siete municipios y todos tienen presencia de grupos guerrilleros:

Municipio San Fernando.  ELN

Ruta de un conflicto que no es nuevo

Municipio San Fernando.  ELN

Municipio Achaguas.  Disidencias FARC  /  ELN

Municipio Biruaca.  ELN

Municipio Muñoz.  Disidencias FARC  /   ELN

Municipio Páez.   Disidencias FARC  /  ELN   /   FBL

Municipio Pedro Camejo.    Disidencias FARC   /   ELN

Municipio Rómulo Gallegos.     Disidencias FARC   /   ELN   /  FBL

  • La convivencia con la guerrilla en Venezuela. Los grupos guerrilleros colombianos imponen una especie de gobierno paralelo en las poblaciones donde operan. Muchos de los habitantes se ven forzados, por necesidad y sobrevivencia, a colaborar y trabajar en algunos de los negocios que controla este grupo. Estas comunidades no están armadas, no forman parte activa de la guerrilla. Pero en ocasiones deben ayudarlos y darles protección. La guerrilla tiene informantes en muchos lugares y también impone sus propias normas de convivencia. 
  • Acuerdo de paz. En 2016 con la firma del acuerdo de paz con el gobierno de Colombia, las FARC tradicionales se desmovilizaron, eso quiere decir que abandonan la guerra de guerrillas. Se convirtieron en un partido político llamado Fuerza Revolucionaria del Común, liderado por Rodrigo Londoño, alias “Tomochenko”; Iván Luciano Márquez Marín, alias “Iván Márquez”; y por Seuxis Pausias Hernández, alias “Jesús Santrich”, quienes llegaron tener curules en el parlamento colombiano. 
  • Disidencias de las FARC. En paralelo, un importante grupo de esta guerrilla no se desmovilizó, siguió en las armas y en actividades criminales, como el narcotráfico, contrabando de gasolina, minería ilegal, secuestro y contrabando de ganado. A este grupo se le comenzó a llamar Disidencias de las FARC y sus líderes se instalaron en Venezuela para esquivar la persecución de las autoridades colombianas.
  • Líderes de las Disidencias de las FARC en Venezuela. Jorge Eliécer Jiménez, alias “Arturo” o “Jerónimo” (Frente 10), y  Miguel Botache Santillana, alias “Gentil Duarte” (Frente Primero), han sido desde entonces los principales jefes de este movimiento de disidencias de las FARC en Venezuela. Se dijo que recibieron el apoyo de Noé Suárez Rojas, alias “Grannobles”, un viejo líder de esta guerrilla que se había radicado en Venezuela. 

Este grupo se ha fortalecido reclutando jóvenes venezolanos, han instalado campamentos en distintas localidades del estado Apure, han tejido redes de protección con miembros de la Fuerza Armada de Venezuela y con dirigentes políticos. Cuentan con un ejército de aproximadamente 800 hombres entre Arauca y Apure.

También han establecido fuertes nexos de convivencia con las comunidades de localidades como La Macanilla, Guasdualito, Elorza, Achaguas y La Victoria, entre otras.

  • FARC Segunda Marquetalia. En agosto de 2019, alias Iván Márquez y alias Jesús Santrich abandonaron el proceso de paz y la política, decidieron volver a las armas, y retomar formalmente el negocio del narcotráfico. Vestidos con uniformes de campaña, portando armas de guerra y rodeados por varios de sus antiguos compañeros, hicieron un anuncio público: “Anunciamos al mundo que ha comenzado la segunda Marquetalia (…) la continuación de la lucha guerrillera”, decía el comunicado que leyó Márquez. 

Marquetalia es el nombre de la vereda (lo que en Venezuela es una parroquia) en el municipio Planadas, del departamento colombiano de Tolima, donde nació la guerrilla de las FARC. Ahora esta es otra subdivisión de la tradicional guerrilla de las FARC y se identifica como FARC Segunda Marquetalia o FARC-EP (Farc Ejército del Pueblo). 

  • Líderes de la FARC Segunda Marquetalia. Los jefes de este nuevo grupo derivado de la vieja guerrilla de las FARC son Iván Luciano Márquez Marín, alias Iván Márquez y por Seuxis Pausias Hernández, alias Jesús Santrich. Aunque no hay confirmación oficial de esta versión, habitantes de la población de Elorza (en Apure) e informes de inteligencia de Colombia coinciden en que los dos hombres entraron a Venezuela con el apoyo y la protección de alias Gentil Duarte y otros miembros de las Disidencias de las FARC. “Permanecieron en Elorza, donde se han instalado y tienen fincas varios de sus compañeros de armas”, dijo un lugareño que los vio caminar por el pueblo, luego de bajar de una camioneta escoltada por motorizados en 2019. Su paradero actual se desconoce, pero no se descarta que se hayan instalado en Caracas, capital de Venezuela.
  • La bienvenida a Venezuela. Poco antes del anuncio oficial de los líderes de la Segunda Marquetalia, en julio de 2019, el presidente Nicolás Maduro dijo que alias Iván Márquez y alias Jesús Santrich eran “bienvenidos en Venezuela”. En agosto este grupo hizo publicó su regreso a las armas y desde entonces se dice que todo el grupo de comandantes guerrilleros que apareció en el video de la Segunda Marquetalia permanece en Venezuela. 

«No estamos ante el nacimiento de una nueva guerrilla, sino frente a las amenazas criminales de una banda de narcoterroristas que cuenta con el albergue y el apoyo de la dictadura de Nicolás Maduro», dijo el mandatario colombiano Iván Duque, al conocerse el anuncio.

  1. Lo que hay detrás de los enfrentamientos. Investigadores y expertos colombianos, como la exdirectora de Crimen Organizado de la Fiscalía General de Colombia, Claudia Carrasquilla, explicó que las facciones de Iván Máquez (FARC Segunda Marquetalia) y Gentil Duarte (Disidencias de las FARC) mantuvieron relaciones cordiales, después del acuerdo de paz, pero nunca lograron acuerdos sólidos.

Sostuvieron al menos dos reuniones en territorio venezolano en 2018 y 2019, según reportes de inteligencia obtenidos por el Ministerio Público de Colombia. Incluso se supo que Duarte recibió apoyó al grupo de Márquez en su llegada a Venezuela “pero les dejó claro que él no se iba a someter al mandato de ellos, porque él estaba al mismo nivel de ellos. Lo que he podido investigar es que no han logrado cohesionarse, sino que ambos manejan territorios en esa zona de Venezuela (frontera de Apure y Amazonas)”, explicó Carrasquilla.

Esta afirmación coincide con un análisis publicado en la página de la Fundación InSight Crime: “El grupo de Márquez ha intentado unificar fuerzas con los grupos Ex–FARC mafia (Disidencias FARC), encabezados por Miguel Botache Santillana, alias ‘Gentil Duarte’. Sin embargo, su unión parece distante debido a que el grueso de los combatientes bajo la sombrilla de Gentil no ven en Márquez al líder que fue en la guerrilla y por el contrario ven como una traición su participación en el proceso de paz con el Estado”.

Mientras Márquez y Santrich intentaron “jugar” a la política, Gentil Duarte fue consolidando su poder y su negocio de narcotráfico en territorio venezolanos con el apoyo o la complacencia de militares venezolanos, según reportes denominados Alertas Tempranas elaborados por la Defensoría del Pueblo de Colombia en 2017, a los que tuvo acceso Runrun.es.

Ahora la necesidad de controlar rutas y territorios en Venezuela para el tráfico de drogas habría llevado los desacuerdos de los exfareanos a un punto sin retorno. Ante este escenario un tercer actor parece haber entrado en esta “relación”. Se trata de la FANB venezolana como institución del Ejecutivo Nacional, cuyas acciones podrían estar favoreciendo al grupo de Iván Márquez o FARC Segunda Marquetalia, en esta lucha por conquistar los espacios dominados por sus antiguos camaradas (las Disidencias de las FARC).

Aunque se trata de dos grupos dedicados a actividades criminales, la razón para beneficiar a las FARC Segunda Marquetalia por encima de las Disidencias FARC sería de tipo ideológico y político. Mientras tanto continúan los enfrentamientos en Apure, los desplazamientos de venezolanos y la ausencia de información oficial oportuna y completa.

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Análisis de InsightCrime: Durante veinte años, Venezuela fue refugio de las guerrillas marxistas de Colombia, un lugar donde podían esconderse de los militares colombianos, dirigir economías criminales y realizar trabajos políticos con impunidad, gracias a su relación amistosa con el gobierno del presidente Hugo Chávez. Pero hoy es mucho más que eso. Las guerrillas se han extendido profundamente en territorio venezolano, están llenando sus filas con reclutas venezolanos, tomando el control de las comunidades venezolanas e interfiriendo en la política venezolana. Actualmente son grupos guerrilleros binacionales.

Esta investigación, fruto de cinco años de trabajo de campo en la frontera entre Colombia y Venezuela y en otras zonas, revela las operaciones de la guerrilla colombiana en Venezuela y explora las profundas implicaciones que tiene para ambos países la evolución de dichas organizaciones en grupos colombo-venezolanos.

En los últimos dos años, los estados venezolanos fronterizos con Colombia han sufrido en carne propia la muerte y la destrucción de una guerra que observaron desde lejos durante medio siglo.

Los grupos guerrilleros marxistas de Colombia han sido acogidos en Venezuela al menos desde la elección de Hugo Chávez en 1998. Pero ahora, ciertas facciones han dejado de ser bien recibidas y se han convertido en objeto de una continua ofensiva de las fuerzas de seguridad venezolanas, la cual ha traído consigo ataques aéreos, tiroteos, asesinatos, minas terrestres, secuestros, desapariciones, detenciones arbitrarias, torturas y abusos. Así, los males del conflicto civil colombiano han aparecido en Venezuela.

Por décadas, los rebeldes colombianos se han aprovechado de la porosa frontera, el terreno aislado y el amistoso gobierno para utilizar a Venezuela como santuario fuera del alcance del ejército colombiano.

Pero a lo largo de los años, la presencia guerrillera en Venezuela ha evolucionado, un proceso que se aceleró con la desmovilización del mayor grupo guerrillero de Colombia, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en 2017.

Ahora, las facciones disidentes de las FARC, conocidas colectivamente como ex-FARC Mafia, y la última insurgencia nacional que queda en el país, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), no solo estacionan sus fuerzas y refugian a sus líderes en Venezuela, sino que además controlan rutas del narcotráfico, operaciones mineras ilegales y otras economías criminales en suelo venezolano. Llenan sus filas de reclutas venezolanos, crean redes de apoyo entre la población venezolana, se posicionan como autoridades de facto en comunidades venezolanas abandonadas o desatendidas por el Estado y se enfrentan por los recursos y el territorio.

Las facciones y frentes guerrilleros que operan hoy en día en la frontera son tanto venezolanos como colombianos. Son grupos binacionales y suponen una amenaza de seguridad binacional.

“Venezuela es para ellos un santuario estratégico y están llevando a cabo la revolución que nunca pudieron hacer en Colombia”, dice Luis Trejos, académico e investigador experto en el conflicto colombiano, refiriéndose al ELN. “Por eso han apostado tanto por Venezuela”.

La evolución binacional

Aunque las FARC y el ELN comenzaron a utilizar el territorio venezolano en su campaña para derrocar al Estado colombiano en la década de 1970, fueron los eventos de principios de los 2000 los que desencadenaron su evolución a grupos binacionales. Esto inició con el fracaso del proceso de paz entre las FARC y el gobierno colombiano en 2002, que hizo que los rebeldes perdieran su refugio en la zona desmilitarizada que les habían concedido durante las negociaciones. Luego vino una campaña militar sin precedentes ordenada por el ex-presidente Álvaro Uribe y financiada por Estados Unidos.

La presión militar empujó a los guerrilleros a los extremos más remotos de Colombia, incluyendo la frontera con Venezuela, donde encontraron un aliado en el presidente de izquierda Hugo Chávez. Los insurgentes y el presidente no solo compartían puntos de vista políticos, sino también enemigos: el gobierno derechista de Colombia y su patrocinador, Estados Unidos.

A medida que la relación entre los insurgentes y el gobierno de Chávez se profundizaba, los rebeldes pasaron de utilizar a Venezuela como un simple escondite a convertirla en una importante base de operaciones. El país les ofrecía a los guerrilleros un nuevo territorio en el cual podían financiarse mediante el narcotráfico y otras economías criminales, asegurar el acceso a armas y suministros, y llevar a cabo labores políticas. Además, sus líderes podían planificar campañas militares sin temor a ser perseguidos.

Pero el proceso de paz entre las FARC y el gobierno colombiano, que inició formalmente en 2012 con Venezuela como país facilitador y garante, sirvió de catalizador para que las guerrillas dieran el paso definitivo para convertirse en grupos verdaderamente binacionales.

Antes de que se firmara el acuerdo de paz definitivo en 2016, varios frentes de las FARC rechazaron las negociaciones y se separaron. Grupos disidentes a lo largo de la frontera, como el Frente Acacio Medina en el estado venezolano de Amazonas y el Frente 10 en Apure, establecieron el grueso de sus fuerzas, sus intereses económicos y su liderazgo no en Colombia, sino en Venezuela.

Tres años después, el segundo al mando de las FARC y principal negociador en las conversaciones, Luciano Marín Arango, alias “Iván Márquez”, abandonó el proceso de paz y se rearmó.

Intentó refundar las FARC llamándolas “Segunda Marquetalia”, en honor al lugar donde nacieron las FARC en los años sesenta. Se instaló en territorio venezolano y estableció su cuartel general en Apure*, uno de los estados fronterizos.

El proceso de paz con las FARC ofreció al ELN una oportunidad histórica para expandirse en los antiguos territorios controlados por las FARC, que los rebeldes aprovecharon en Colombia y en Venezuela. Se adentraron en regiones venezolanas ricas en oportunidades criminales en los estados Zulia, Táchira, Apure y Amazonas.

A finales de 2020, según las Fuerzas Militares colombianas, más del 70 por ciento de los líderes guerrilleros, tanto del ELN como de las ex-FARC, estaban en Venezuela. El ELN tenía aproximadamente 900 combatientes estacionados en el país, lo que representaba casi el 40 por ciento de su fuerza total estimada, y las ex-FARC tenían alrededor de 500, lo que representaba aproximadamente el 20 por ciento de los combatientes disidentes.

En la actualidad, estos guerrilleros no solo están en Venezuela buscando refugio frente a las fuerzas de seguridad colombianas, sino que además controlan intereses criminales multimillonarios. Desde la desmovilización de las FARC, las investigaciones de InSight Crime en Venezuela han descubierto pruebas de que la guerrilla se beneficia del tráfico de drogas, la minería ilegal, el contrabando y la extorsión en al menos ocho estados del país.

Pero más allá de buscar beneficios estratégicos y económicos, la guerrilla colombiana también ha extendido y profundizado sus raíces, llenando sus filas de reclutas venezolanos, construyendo redes políticas y ganando apoyo en las comunidades venezolanas.

Al igual que en Colombia, la guerrilla aprovecha la extrema pobreza, exacerbada por años de crisis económica en Venezuela, para reclutar entre los desesperados.

“Vienen ofreciendo no charlas políticas, sino dinero y comida, que son escasos en Venezuela”, dijo a InSight Crime un trabajador de derechos humanos en Amazonas, al sur de Venezuela, quien pidió permanecer en el anonimato por razones de seguridad. “La gente es susceptible a eso, y dice ‘no voy a recibir ninguna ayuda del Estado venezolano y me voy a morir de hambre, así que mejor me voy con esta gente’”.

La guerrilla también ha creado redes logísticas y de inteligencia en Venezuela. Mientras que estas células insertas en la sociedad civil se conocen como milicias en Colombia, en algunas partes de Venezuela se les denomina con un término más venezolano: colectivos, en referencia a los grupos armados sociopolíticos aliados al Chavismo.

“Empezaron a reclutar jóvenes de 15 a 20 años y los entrenaron como los famosos colectivos. Estos grupos son ahora la primera línea de acción de la guerrilla”, dijo un funcionario del gobierno local de Táchira bajo condición de anonimato.

La guerrilla también importó el modelo sociopolítico que ha perfeccionado en sus bastiones en Colombia y lo ha replicado en los rincones abandonados de Venezuela, donde asume funciones de gobierno en ausencia del Estado.

Para muchas comunidades, el ELN o las ex-FARC son ahora autoridades de facto, las cuales imponen sus reglas y normas sociales, regulan las actividades económicas e incluso establecen sus propios sistemas paralelos de justicia.

“Ellos tienen su propio sistema legal. Si rompes las normas, te llevan a juicio”, afirma un periodista local de Táchira, desde el anonimato. “Cuando ves un cadáver tirado en las trochas [pasos fronterizos clandestinos] es porque en el juicio decidieron que esa persona debía ser ejecutada”.

Para quienes viven en estas comunidades, la guerrilla ha traído un sentimiento que ya es familiar para generaciones de colombianos: el miedo a que en cualquier momento, y por cualquier motivo, puedas ser la próxima víctima de sus guerras.

“Vivir en la frontera no es fácil, significa dormir con un ojo abierto, ser consciente de que de un momento a otro puedes ser víctima de una bala o de un tiroteo que no tiene nada que ver contigo”, dijo un líder político local de Apure.

“Hoy en día, cualquiera que viva en la frontera tiene que estar dispuesto a mantener relaciones con los grupos armados de allí. Es una obligación, no importa lo que quieras hacer”, añadió.

Guerrillas sin revolución

Si bien el ELN y las facciones de las ex-FARC en la frontera ya son indiscutiblemente grupos armados binacionales, no queda tan claro qué tipo de grupo armado son cuando cruzan la frontera con Venezuela. ¿Son insurgentes o paramilitares progubernamentales?

“El ELN es un grupo guerrillero binacional, pero también es un grupo guerrillero bipolar”, afirma Charles Larratt-Smith, académico especializado en el conflicto y los grupos guerrilleros de Colombia. “El ELN siempre ha sido una guerrilla marxista, una insurgencia que desafía al Estado colombiano. En el lado venezolano de la frontera, sin embargo, el ELN sigue teniendo esa función de imponer el orden en las comunidades y en la población civil. Pero al mismo tiempo no está en confrontación con el Estado venezolano”.

Lejos de intentar derrocar al gobierno venezolano, la guerrilla a menudo se presenta como defensora del gobierno de Nicolás Maduro y de la Revolución Bolivariana de Hugo Chávez, según cuentan los residentes, las autoridades locales y los trabajadores de derechos humanos de la región fronteriza.

“El ELN les ha dicho a las comunidades indígenas que están aquí con la autorización del gobierno, que Chávez les dio permiso para estar aquí, y que están aquí para defender al país del imperio [Estados Unidos] y de la oligarquía colombiana”, dijo un activista de los derechos indígenas en Amazonas, quien no quiso ser identificado por razones de seguridad.

El empeño de la guerrilla por preservar el gobierno en lugar de derrocarlo va mucho más allá de la retórica. En investigaciones realizadas en todos los estados de la frontera, InSight Crime recopiló numerosas pruebas de que la guerrilla ha establecido vínculos con líderes políticos locales para poder operar con impunidad y ha buscado mantener a sus aliados en el poder.

Estas conexiones se pusieron de manifiesto en varios estados en las elecciones regionales de noviembre de 2021. Los vínculos fueron más evidentes en el estado Táchira, donde el ELN intervino en la reñida carrera por la gobernación entre la titular alineada con la oposición y Freddy Bernal, un chavista incondicional quien supuestamente se ha coludido con grupos guerrilleros desde la década de 2000.

El ELN les ordenó a los residentes que votaran por Bernal, amenazó a los testigos electorales y mantuvo presencia armada en los centros electorales, según múltiples fuentes locales.

“Hacían reuniones para organizar a la gente para que votara por Bernal, siempre hablaban de que la gente tenía que votar por el ‘comandante Bernal’”, dijo un funcionario municipal del norte de Táchira, quien pidió permanecer en el anonimato por razones de seguridad.

Además de ser aliados políticos, los guerrilleros también son socios comerciales de elementos del Estado venezolano en el eje fronterizo.

Fuentes de toda la frontera describen la misma dinámica: los guerrilleros les pagan a funcionarios del Estado para poder traficar drogas impunemente y se reparten los beneficios del contrabando, la extorsión y la minería ilegal.

Un líder de una comunidad indígena de Amazonas, quien no quiso ser identificado por razones de seguridad, describió cómo funciona el reparto de beneficios en Yapacana, un centro de minería ilegal de oro y bastión del Frente Acacio Medina de las ex-FARC.

“Todas las empresas pagan sus ‘cuotas’ y se reparten entre las FARC, el ELN, y la Guardia Nacional y el Ejército”, dijo.

Los vínculos políticos y económicos de la guerrilla con el gobierno venezolano han sentado las bases para una cooperación estratégica con las fuerzas de seguridad del Estado, lo cual ha llevado a los guerrilleros a actuar como tropas de choque o realizar el trabajo sucio del gobierno.

En 2020, el ELN se unió al ejército para enfrentarse a los Rastrojos, un sucesor criminal de los grupos paramilitares de derecha de Colombia.

En los últimos días de un violento conflicto, los militares venezolanos lanzaron un ataque contra los Rastrojos que los obligó a refugiarse al otro lado de la frontera, en Colombia, según informó La Opinión. El ELN ya estaba en posición, esperando que los militares los condujeran hacia ellos. Un líder social de una zona fronteriza que fue epicentro de los combates, quien habló bajo condición de anonimato, confirmó meses después que el ELN había tomado el control de los pasos fronterizos.

“Donde había algún rastro de paramilitares, quemaron las casas y las derribaron”, dijo el líder social. “Ahora el ELN está gobernando con la protección del ejército”.

¿Insurgentes o paramilitares?

Las acciones de la guerrilla en Venezuela la han ubicado en un papel inquietantemente familiar para los colombianos. Están adoptando la forma de sus enemigos más acérrimos: los contrainsurgentes paramilitares que se aliaron con el Estado para librar una guerra sucia contra los guerrilleros y sus partidarios.

Al igual que las ex-FARC y el ELN en Venezuela, los contrainsurgentes de Colombia, ya desmovilizados, eran aliados militares de las fuerzas de seguridad colombianas y socios en negocios criminales junto con elementos corruptos del Estado. Sus tentáculos llegaron hasta lo más profundo de la política colombiana y se les permitió violentar a comunidades y enemigos por igual en favor de la protección de las clases dirigentes.

«En Venezuela, el ELN es un grupo paramilitar, no una insurgencia armada. Allí apoyan al gobierno, mientras que aquí en Colombia luchan contra él», dijo Trejos.

Sin embargo, muchos de los grupos paramilitares colombianos utilizaron la contrainsurgencia solo como una fachada para construir imperios de narcotráfico. Igualmente, hay dudas acerca de si el ELN está en verdad comprometido ideológicamente con la defensa del gobierno Chavista y la Revolución Bolivariana, o si se trata de una alianza por sus beneficios y su conveniencia.

“Aquí en Venezuela, sus objetivos son diferentes. Son un grupo criminal, una banda, [y] un grupo armado en busca de negocios”, dijo a InSight Crime Liborio Guarulla, exgobernador de Amazonas.

Ya sean insurgentes, paramilitares o simplemente criminales, el ELN y las ex-FARC mafia representan la principal amenaza para la seguridad tanto de Venezuela como de Colombia. Tienen la capacidad de controlar a las comunidades, forjar alianzas con fuerzas de seguridad y redes políticas, manejar economías criminales, y poseen la experiencia otorgada por décadas de lucha.

De InsightCrime.org

Autor: Fernando Vaccotti

Former Field Security Officer OIM AMCA Venezuela. Consultor Privado en FV Consulting. Experto en Seguridad Internacional. Security Consulting Services & Solutions. Consultor Experto en Seguridad WFP (Programa Mundial de Alimentos ONU). Field Security Officer en OIM ONU -Migración. Soluciones en Seguridad Multidimensional. Pensando soluciones fuera de la caja. Out of box thinking.

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