BREVE ANALISIS
México confía cada vez más en sus fuerzas armadas para manejar los perennes problemas de seguridad del país, ya que la actividad del cartel continúa aumentando en el contexto de COVID-19.
El 11 de mayo, el gobierno del presidente Andrés Manual López Obrador emitió un decreto que ordenaba al ejército que apoyara formalmente a la Guardia Nacional de México en todas las tareas de seguridad pública en todo el país por un período que no dura más de cinco años.
Si bien la presencia de los militares en la lucha de México contra el crimen organizado no es nueva, las órdenes de López Obrador de expandir esos deberes corren el riesgo de sobrecargar a una fuerza que ya está dispersa y exponer al ejército del país, todavía muy considerado por la sociedad, a la misma pérdida de reputación que ha plagado a sus fuerzas policiales.
Al contradecir su postura de larga data contra la «militarización» de México, la excesiva dependencia de López Obrador en el Ejército también socavará aún más su credibilidad entre los votantes y las organizaciones de derechos civiles.
Fuente : Stratfor.