Extracto de Informe de Crisis Group International
¿Qué hay de nuevo? La pandemia de COVID-19 tuvo un impacto inmediato en el crimen organizado en México y los países del norte de Centroamérica, por la desaceleración del flujo de personas y bienes causada por las medidas de confinamiento. Pero los grupos criminales se adaptaron rápidamente a la nueva normalidad, aprovechándola para reforzar o expandir su control sobre la población y el territorio.
¿Por qué importa? Los grupos criminales de la región, muchos de los cuales actúan en complicidad con actores estatales corruptos, son en gran parte responsables de unas de las tasas de homicidios más altas del mundo y ejercen un poder abrumador en un número cada vez mayor de comunidades. Con los presupuestos estatales bajo una enorme presión, las respuestas oficiales continuarán siendo precarias.
¿Qué se debería hacer?Los gobiernos deben combinar las medidas policiales para contener y disuadir a la delincuencia con un mayor apoyo para las zonas más inseguras y las poblaciones vulnerables. En lugar de retomar las tácticas de mano dura, deberían invertir en programas que reduzcan la impunidad y creen alternativas económicas para los jóvenes en riesgo, potencialmente con la ayuda de los fondos de emergencia para el COVID-19.